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Reseña Histórica

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A partir del período clásico tanto en el Estado de Querétaro como en el valle del Bajío hay restos claros de una cultura Mesoamericana. En la región serrana resaltan dos centros: Toluquilla y Ranas. Aquí destaca el centro ceremonial \"€œEl Pueblito\"€, conocido como \"€œEl Cerrito\"€ que tiene características monumentales y que se manifiesta como un lugar cívico ceremonial y que al mismo tiempo servía de núcleo a una zona habitacional de enorme extensión. Los estudiosos de las culturas prehispánicas radicadas en Querétaro coinciden en que los asentamientos realizados en este valle, aproximadamente en el año 200 d.C., se dieron simultáneamente con la movilización hacia el Norte de las culturas de Mesoamérica.

Por los vestigios, es de señalarse que eran grupos humanos con un alto desarrollo cultural de influencia Teotihuacana. No se sabe por qué fue abandonado el centro ceremonial \"€œEl Cerrito\"€; algunos argumentan que la causa fue por los cambios climatológicos, otros por guerras y hay quienes sostienen que fueron expulsados por la expansión de los grupos nómadas del Norte.

En contraste, los grupos de Otomíes o náhuatl, son descritos como sedentarios, agricultores y cazadores, pero de gran decisión en las batallas, por lo que los mismos Aztecas les reconocían esa capacidad. Cabe agregar que se le ha llamado \"€œla nación otomí\"€ a los antepasados de los actuales Náhuatl de Amealco y Tolimán, así como los pocos Pames (que se nombran a sí mismos como Xi\"€™oi o Pami, que fue el nombre con que los denominaron los primeros españoles) que habitan en Tancoyol. Como grupo \"€œOtopame\"€ se identifican más con los Mazahuas, Matlatzincas y Nahuas o Mexicas. Al Noreste se estuvo en contacto con la cultura olmeca y posteriormente con la huasteca; al Sur con la otomí de los actuales Estados de Hidalgo y México y, al Surponiente, con los Purépechas de Michoacán.

Hacia 1440-1446 Querétaro fue parte del señorío de Xilotepeque, dependiente a su vez del imperio Mexica, según datos encontrados que permiten tener una noticia desde la época de la administración del señor mexica Ahuízotl (1486-1502), por lo cual este lugar fue considerado frontera de dos imperios y frente hacia tierras chichimecas, pero viene al caso decir que hubo avanzadas hacia el Norte de la entidad, según atestiguan las ruinas arqueológicas de Toluquilla, Ranas y Quirambal, mismas que se perdieron según fueron avanzando con más fuerza los Chichimecas.

Las primeras incursiones españolas en suelo queretano ocurren entre 1526 y 1529. Fueron a través de Huimilpan y La Cañada, con enviados de la encomienda de Acámbaro, a cargo de Hernán Pérez de Bocanegra. Posteriormente vinieron algunos Franciscanos de las custodias de San Luis de la Paz primero, y posteriormente de Apaseo. El primer nombre que se conserva de algún Franciscano es el de fray Alonso Rengel y, ya viudo y ordenado sacerdote secular, el licenciado Juan Sánchez de Alaniz.

La etnia Otomí (Náhuatl) forma parte de los grupos indígenas de esta región, que además ha sobrevivido hasta nuestros días. Estaba organizada en grupos de familias emparentadas y establecidas en un territorio delimitado. Sus integrantes construían sus habitaciones de adobe, junto con otros elementos de la región. Las mujeres vestían el huipil y la enagua, y los hombres usaban taparrabo y ayate. Los hombres usaban desde jóvenes el pelo largo pero a los niños los rapaban, permitiendo a las mujeres el uso del pelo largo pero cortado en la frente. Se dedicaban al cultivo de la tierra y aún cuando estaban preparados para la guerra, no vivían para ella. Eran profundamente religiosos y practicaban rituales complejos con un calendario tan amplio que duraba todo el año.

Desde los días de la conquista de México, los españoles tenían conocimiento de estas tierras, por lo que continuaron su avance; pero tal parece que fueron rechazados por los mismos habitantes. Esto motivó a Hernán Pérez de Bocanegra a desplazarse por el Sur, dando motivo a las fundaciones de Huimilpan (1529) y Acámbaro. Más adelante se iniciará la historia cuando Maceguales, Otomíes y Chichimecas de Tlachco, Cincoque e Yztaquechichimeca (Querétaro, Apapátaro y San Juan del Río respectivamente) al mando del principal de Xilotepeque se unan a Cortés.

En 1529 Nuño de Guzmán salió a la conquista de Jalisco atravesando Michoacán. Se impuso en la región e hizo reparto de encomiendas. No se sabe a ciencia cierta en qué momento de 1531 estos conquistadores se encontraron con Querétaro; les hicieron saber a los pobladores que desde ese momento pertenecían a la Nueva Galicia y los invitaron a ser vasallos de Nuño. Y fue en este momento cuando aparece por primera vez Nanacach (vocablo náhuatl que significa ruido; conní en ñhäñhú dice lo mismo) al mando de los Otomíes que habían huido de Xilotepeque. Este personaje recibió de los Tenochcas el encargo de recoger los tributos (calpixque), radicándose en Querétaro (Tlachco) desde 1528. Fue bautizado primero como Hernando o Fernando de Bocanegra, en honor del encomendero.

En el caso de Querétaro, los españoles que tomaron Tlachco a nombre de Nuño de Guzmán, simbolizaron su posesión poniendo una cruz por mojonera en al cima del Sangremal (Ynlotepeque, corazón de cuesta), lugar sagrado desde tiempo inmemorial. Este lugar es en el que, según la leyenda, pelearon los cristianos con los indios locales. La historiadora Lourdes Somohano nos aclara y revela que la pelea no fue de Otomíes contra Chichimecas, sino que uno de los bandos estuvo conformado por los españoles de Nuño y sus aliados Purépechas, y por el otro Otomíes y Chichimecas de Tlachco.

El solar donde se colocó la cruz era de Nanacach (Conní) y fue la mojonera que señaló los límites entre este reino y la Nueva España; así Tlachco pasó a pertenecer al territorio de Nueva Galicia. Estos nuevos conquistadores negociaron con Nanacach y Olin, el principal Chichimeca. Así estos dos últimos se encargaron de apaciguar a la gente y fueron recompensados al nombrarlos caciques, independizándolos de Xilotepeque, con lo cual se beneficiaban. Nuño dio en encomienda a los indios de Tlachco y Cincoque entre españoles residentes en Michoacán. No les gustó la encomienda y se la dieron a Hernán Pérez de Bocanegra quien tomó posesión en 1534. Se instalaron en casa de Nanacach, junto con él llegaron indios Purépechas de Acámbaro.

En 1536 el cacique de Xilotepeque y los principales iniciaron el pleito contra Hernán Pérez de Bocanegra por Tlachco y los pueblos que consideraban de su jurisdicción. Otro pleito de por medio fue el suscitado por los límites entre las jurisdicciones de Nueva Galicia y la Nueva España. A estos pleitos se sumó en 1538 una demanda de Fernando Cantillana a Juan Jaramillo por la encomienda de Xilotepeque, pero no prosperó debido a que había dejado pasar demasiado tiempo. En 1541 Bocanegra perdió el pleito porque no pudo mostrar escrituras de su propiedad. La relación de Tlachco con Acámbaro y Apaseo continuó. Al perder Bocanegra la encomienda de la evangelización de la región pasaría a depender de la Audiencia de México y por tal motivo Vasco de Quiroga, obispo de Michoacán, inició un pleito contra el Arzobispo de México por Querétaro que duraría cuarenta años, ganándolo el segundo.

Más de un siglo después, fray Isidro Félix de Espinoza escribió lo que bien pudiera llamarse la primera crónica de Querétaro, en la que narra la batalla, como si realmente la hubiese visto:

\"€œDesde el amanecer hasta el (medio día) atardecer de aquel 25 de julio de 1531, a cuerpo limpio, a golpes: puñetazos, patadas, mordidas, caderazos y con tal furia que, habiendo pactado que perderían los nativos de esta tierra, estuvieron a punto de ser los triunfadores, y ante este cambio espectacular, los españoles y los indígenas españolizados recurrieron al auxilio divino por medio de Santiago Apóstol, quien atento a la evangelización de esta espléndida región del Nuevo Mundo, acudió presuroso en su auxilio, produciéndose un eclipse total de sol que espantó a los habitantes de esta región, y más, cuando vieron volando en los cielos al Apóstol cabalgando en el espacio en un caballo blanco, y en lo más alto de la comba del cielo una gran cruz rosada refulgente de luz en medio de las estrellas que brillaban. Ante este hecho, cesó la batalla rindiéndose como estaba pactado y pidiendo solamente que se les construyera una cruz como la que habían visto en el cielo, y es por ello que en el escudo oficial, no sólo de la ciudad sino ahora de todo el estado de Querétaro, aparece (plásticamente) representado este hecho\"€.

Lo escrito por \"€œFrayle\"€, otro escritor queretano que utiliza este seudónimo, ofrece información para tener una idea clara de su exposición: Fray Isidro Félix de Espinoza nos dice que: \"€œ resonaban las cajas y clarines, y disparaban los que quedaron a la vista a carga cerrada los fusiles a lo alto, pues sin armas se había pactado el conflicto y con la polvareda que levantaban los pies y las voces que resonaban en el aire, a que se juntaba el humo de la pólvora y las flechas que disparaban al viento, se obscureció el día con tal opacidad que conjugaba los ánimos de unos y otros combatientes y ese mismo conflicto sirvió de iris de paz la portentosa señal que apareció en el cielo\"€. Esta relación coincide con otras más: da cuenta de la humareda producida por la pólvora y que sirvió de parafernalia para la aparición teatral del Apóstol Santiago, a través de don Nicolás de San Luis Montañez. \"€œDe alguna manera habían de ser conquistados, en cualquier forma y circunstancias había que hacerlo, pues a raíz de este combate figurado, dio inicio la época Colonial\"€.

Aun cuando el relato anterior es una hermosa leyenda, los estudios actuales nos refieren algo muy diferente; con base en las nuevas líneas de investigación, cuyo objetivo es encontrar las fuentes que le den sustento real al acontecimiento de la fundación de Querétaro, aún no se tiene una respuesta clara y definitiva sobre este hecho. ¿Fue verdaderamente una pacificación o una conquista a sangre y fuego? La misma fecha de su fundación, 25 de Julio de 1531, está en entredicho. De su fundación sólo queda lo señalado en el Código Mendocino. Y también claros indicios de que surge gracias al ejercicio mundano pero también civilizador del comercio, promovido por un talentoso y carismático mercader: Conni o Conín.

Querétaro fue posteriormente refundada hasta quedar ubicada al pie del Sangremal pero con una traza totalmente indígena.

Sobre este tema el Mtro. Gabriel Rincón Frías en el libro \"€œBreve Historia de Querétaro\"€, Documentos de Querétaro/1, de Ediciones del Gobierno del Estado, en la página 35 señala lo siguiente: \"€œTiempo después, don Fernando de Tapia construyó las acequias que proporcionaron riego a las huertas que ya proliferaban e informó de lo realizado a la Real Audiencia y, en recompensa por los servicios prestados al Rey con sus conquistas y fundaciones, recibió el título de Gobernador Vitalicio del Pueblo de Querétaro. Con tal nombramiento se hizo a la tarea de señalar a españoles e indios solares para sus casas y sembradíos. Avecinó a todos los indígenas en la loma del Sangremal, circundando a la ermita dedicada al culto de la Santa Cruz en las laderas oriente y sur, lo que posteriormente configuró el barrio de San Francisquito. En la zona de españoles, señalada ya por Sánchez de Alanís, se marcó el sitio que debería ser la plaza y la casa del Cabildo, asimismo, el lugar donde se construiría el Convento de San Francisco. Se canalizaron aguas del río que descendía de la Cañada y se abrieron dentro de los solares de las fincas de los españoles. En los huertos se empezó a sembrar y cultivar árboles y plantas traídas de España\"€.

Nos asombró la Dra. Lourdes Somohano Martínez con su libro titulado \"€œLa versión histórica de la conquista y la organización política del pueblo de indios de Querétaro\"€, título, que aún cuando es kilométrico, contiene información valiosa. Y por otra parte, el Dr. José Ignacio Urquiola Permisán, nos descubrió el hilo de sus investigaciones sobre la fundación de la ciudad en las declaraciones que tuvo a bien expresar a un diario citadino.

El libro mencionado y las declaraciones, abren una nueva línea de investigación que aporta un rico acervo de datos y acontecimientos insospechados sobre la fundación e importancia del pueblo prehispánico llamado TLACHCO. Ambos doctores basan sus descubrimientos en un documento del siglo XVI, integrado por los testimonios y alegatos del pleito legal entre los caciques de Xilotepec y el encomendero Hernán Pérez de Bocanegra, por el control de las estancias de Tlachco (Querétaro) y Cincoque (Apapátaro).

Este documento consta de más de quinientas fojas y es conocido como AGI, Audiencia de México, Justicia 124, 1536-1541, cuyo original se encuentra, en el rubro de Tlachco, en el Archivo de Indias, por haber apelado Pérez de Bocanegra la resolución dictada en México.

Así como Cortés había fundado la primera ciudad de tipo español en México en un terreno cercano al lugar llamado Ulúa de nombre Quiahuiztlán, el Viernes Santo de 1519, dándole el nombre sonoro y solemne de la Villa Rica de la Vera Cruz, en honor de la Santa Cruz que se venera ese día, estableciendo de inmediato el primer Ayuntamiento, así también aquí, doce años después, el 25 de julio de 1531, fecha en que la Iglesia Católica festeja la fiesta del Apóstol Santiago,- aunque la Real Cédula Católica de fundación de este pueblo haya sido otorgada oficialmente seis años después (el 27 de octubre de 1537, en Valladolid, España)-se tomó la providencia de establecer este organismo.

Hay documentos oficiales en los que se asienta que le fue concedida la categoría de Pueblo de Indios en 1537; de Villa en 1606; y de Muy Noble y Leal Ciudad de Santiago de Querétaro por Cédula Real, expedida en 1656, confirmándole estas prerrogativas el rey Felipe V en 1712. El mismo monarca español expidió en 1733 las Primeras Ordenanzas para normar la vida \"€œde tan dilecta y ameritada ciudad\"€.

Conviene recordar que en 1531, que se da por año de fundación de Santiago de Créttaro, España estaba gobernada por doña Juana de Castilla, conocida en la historia con el peyorativo de \"€œLa Loca\"€, y por su hijo Carlos I de España y V de Alemania, y el después virreinato de la Nueva España aún era gobernado por la Segunda Audiencia, por lo que es de llamar la atención el desarrollo galopante del poblado, pues en solo seis años se hace acreedor a una Cédula Real. Posteriormente y en poco tiempo vendrían las Ordenanzas, el título de Muy Noble y Leal Ciudad, etc., todo lo cual estuvo perfectamente acorde con una ciudad espléndida desde todos los puntos de vista, pues es sabido que el arte y las altas manifestaciones de la cultura, cuando se dan en una ciudad, son la culminación de un proceso, lento o rápido, que viene siempre sostenido por un soporte que le da la estabilidad social traducida en bienes y servicios; producción agrícola e industrial, educación, salud y desde luego tranquilidad y concordia. Todo ello se dio en Querétaro, sobre todo en el siglo XVIII, ya considerada como \"€œLa Perla del Bajío\"€ y \"€œ Tercera Ciudad del Virreinato\"€, por su opulencia manifiesta.

Es muy saludable recordar los términos tan precisos y la prudencia con que fue redactada esta Cédula Real para realizar un balance crítico del pasado y adecuar el presente al espíritu tan sabio, justo y previsor de aquel monarca español, el más poderoso de su tiempo, y de los hombres que lo aconsejaban, para que la ciudad, y ahora todo el Estado, todo aquello que no tienda al bien común, al buen gobierno, a la tranquilidad, a la paz y a la justicia, se tengan \"€œpor inicuas\"€ como en el tenor de la cédula se ordena, para que sea esta ciudad capital y todo el Estado, un lugar en el que se sienta una auténtica \"€œdimensión humana\"€ en bien de todos.

Respecto de la ciudad Santiago de Querétaro, resulta interesante la descripción del pueblo de Querétaro realizada por don Alfonso de la Rea en el año 1639, transcrita a continuación: \"€œEstá el pueblo de Querétaro a treinta leguas de la ciudad de México, hacia el poniente, situado en la falda de una pequeña cuesta, cuya población se divide mitad arriba, mitad de abajo. El sitio es muy montuoso, pero tan fértil que puede competir con los mejores de Italia. Está todo cercado y rodeados de montes muy altos, y así su población, huertas y labores, vienen a estar en una rincona, tan breve y tan corta que solo su fertilidad puede sustentar tan numerosa población. Es de casi cuatrocientos vecinos españoles sin la otra gente que es mucha, todos de caudal y porte, divididos en sus calles a lo político y popular. Sus casas muy cumplidas así de lo material como de lo necesario, y así todas en general tienen agua de pie y las más sin encarecimiento, pueden competir con los celebrados pensiles de Grecia y de Babilonia.

\"€œTiene seis conventos fundados: de N. P. San Francisco, de sus Descalzos, de Carmelitas y padres de la Compañía, el hospital que tienen los hermanos de Huastepec y el de las monjas de Santa Clara. Cada una de estos conventos tienen cosas memorables así por los edificios como por la autoridad y que pedían mayor relación, pero remítola a otras plumas. Por un lado, hacia la parte del Mediodía la ciñe un río muy hermoso, que discurre de oriente a poniente, cuyas aguas vulgarmente las llaman un milagro porque en sus principios no corría sino en el tiempo de ellas, resolviéndose en la seca en un hilo tan pequeño, que apenas humedecía el rastro que seguía. Y así quedaba el pueblo a la providencia de unos ojos de agua, que sustituían los socorros del río. Pero como de Dios provienen las cosas y mira de lejos, vio los crecimientos de este pueblo, y en unas aguas que hubo el año de 1613 reventó en el cerro del Pinal y prohijó sus aguas por la madre del río de Querétaro, conque le quedaron tributarias perpetuamente y corrieron y corren, si no muy caudalosas, por lo menos en un medio razonable que sustentan el pueblo y fertilizan sus eras. Tiene en menos de una legua dos molinos grandiosos y otro en el mismo pueblo; y riega en menos de dos leguas de longitud, más de treinta mil fanegas de trigo, que son las que come el pueblo sin buscarlo de otras partes. En todo su contorno no hay palmo de tierra que no esté cultivado de todas semillas, huertas muy hermosas, viñas muy considerables de que se coge mucha uva, juntamente con toda la fruta de Castilla, caña dulce, cardo, verdura, lima, limón y naranja todo el año, conque siendo su población tan grande y el curso mayor por los tratos tan gruesos no necesita de otras partes.

\"€œEl trato con que enriquece y autoriza su pública es el más grueso que se conoce en el reino, porque es ganado mayor y menor, en tan gruesa cantidad que no hay vecino que no sea criador y señor de muy grandes haciendas, pues según parece haciendo la cuenta por mayor, es más de un millón el del ganado menor que tiene aquella república de trato ordinario con que se ha enriquecido con gran opulencia los años que han tenido valor los esquilmos. De ganado mayor aunque no es tan grande la cantidad es la que sobra para menester del pueblo. No hay oficio que el bramo de su riqueza no se haya incorporado en la vecindad, así de obrajes y tenerías como de mecánicos, con otros emolumentos que adornan el cuerpo místico de la república, y así su concurso es numeroso, el comercio asentado por la perpetuidad del trato y comodidad del sitio, por estar en medio de México y de las minas de San Luis Potosí, Zacatecas, Guadalajara, y toda la tierra adentro.

\"€œA todo esto compone lo fértil de la naturaleza en los nacidos de debajo de aquel cielo y celestial influencia en quienes propicios los astros producen grandes habilidades y talentos, cuyo crédito celebra hoy el común aplauso así en los púlpitos y cátedras, como en lo político y moral. Pongo punto a que esta descripción, no por exceder los honestos límites de mi profesión y los precisos de esta historia con el amor natural de patria: Porque prescindiendo este respecto la copia y fertilidad del pueblo, el cielo y temple empobrecen mi caudal y le agotan para que deje por temeroso lo que pudiera referir inclinado\"€.

Para el siglo XVII ya no sólo la Orden Franciscana tiene hegemonía en el orden espiritual. Otras congregaciones sentaron aquí sus reales como los Dieguinos, que edificaron el convento de San Antonio; los Jesuitas los Colegios de San Ignacio y San Francisco Javier, faro luminoso para la juventud de entonces y centro que prodigó cultura y humanismo; también los Dominicos, los Carmelitas, el templo de la Congregación y en comunidades para mujeres se establece el Real Convento de Santa Clara de Asís que fue el más grande y opulento de la Nueva España. Asimismo comienza en este siglo la vida incipiente del Real Beaterio de Santa Rosa de Viterbo, de terciarias Franciscanas que tiempo después se convierten en la obra maestra del genial don Ignacio Mariano de las Casas, como el más alto exponente del barroco queretano en el siglo XVIII.

De igual forma llegan a esta ciudade las Capuchinas, que en el siglo XVIII fueron custodiadas de la Ciudad de México a Querétaro nada menos que por el ilustre Don Juan Antonio de Urrutia y Arana, Marqués de la Villa del Villar del Águila, constructor del monumental acueducto queretano; las Beatas Carmelitas con su modesto convento e iglesia; los Agustinos con el prodigioso claustro y su iglesia, así como el templo de San José de Gracia y finalmente a principios del siglo XIX los Felipenses, quienes invitaron al cura de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla para que bendijera su templo, consagrado a San Felipe Neri (actualmente sede de la Catedral) y las Monjas Teresas a quienes les construye su convento la Marquesa de Selva Nevada y, a mediados del siglo, el templo de la Merced.

Mención especial merece el primer Colegio de Propagación de la Fe que nació en el convento de la Santa Cruz de Querétaro en 1683 y que por espacio de más de dos siglos educó a monjes para misionar desde Texas y California, ahora de los Estados Unidos, hasta Centro y Sudamérica, realizando una labor trascendente en la fe, la cultura y el humanismo aún después de la Independencia Nacional. El sólo recuerdo de fray Antonio Linaz, fray Antonio Margil de Jesús y fray Junípero Serra son un timbre de gloria para Querétaro en tan importante hazaña.

Del siglo XVI pocos edificios quedan en pie, pues el violento desarrollo de la ciudad, particularmente en el siglo XVIII, provoca que sobre los cimientos de las primitivas construcciones se levanten las impresionantes obras que hoy contemplamos, principalmente de estilo barroco, que en Querétaro cobra forma y contenido peculiares sobre todo en sus originales arcos lobulados.

Esta ha sido, sin excepción, la historia y destino de los diversos estilos arquitectónicos en todas partes, salvo en casos muy especiales, contribuyendo a ello principalmente la incultura, la incuria, \"€œel modernismo\"€ y sobre todo la irresponsabilidad, al no respetar los testimonios culturales y artísticos de cada época que son, en síntesis, nuestra irrepetible memoria histórica.

Hacia 1770 se construyeron como ya quedó descrito las Casas Reales y Cárceles. El edificio conocido actualmente como Palacio de la Corregidora, sede actual del Poder Ejecutivo del Estado, en donde vivió la heroína de Querétaro doña Josefa Ortiz de Domínguez, constituye uno de los monumentos históricos más importantes, pues fue el centro de la conspiración de 1810.

Sin gran esfuerzo podemos recrear en nuestras mentes los días y las noches de los primeros meses de 1810 en esta ciudad conspiradora. Viene a la imaginación la casa número 14 de la calle del Descanso (Pasteur Sur entre Independencia y Reforma). Ahí vivía el Pbro. José María Sánchez, a quien, sin duda, la historia no le ha hecho justicia, pues fue de los iniciadores de las llamadas tertulias, o reuniones, o veladas literarias.

En su propia casa funcionaba la Asociación de Apatistas cuyo objeto era fomentar las letras, pero que en realidad era un complot que trataba la forma de realizar la independencia y de hacer prosélitos para la causa. Debió haber sido curioso ver el sigilo con el que se desplazaban por los silentes y oscuros callejones que rodean la Plaza de Arriba, los licenciados Lorenzo de la Parra, Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, Manuel Ramírez de Arellano y Mario Lazo de la Vega; el Presbítero José María Sánchez, Fray José Lozano (mercedario), don Antonio Tellez, don Emeterio y Epigmenio González, el alcalde provincial y regidor don José Ignacio de Villaseñor Cervantes y Aldama, Dr. Manuel Marciano Iturriaga, un padre franciscano de apellido Castillo, los señores Ignacio Pérez, boticario Estrada, Pedro Antonio de Septién Montero y Austri alférez real, Luis Mendoza, Juan José García Rebollo, Francisco Lojero, Ignacio Gutiérrez, el cirujano Mariano Hidalgo, Mariano Lozada, don José María Buenrostro, Manuel Delgado, Francisco Araujo, Felipe Coria, teniente de dragones Francisco Lanzagorta -capitán del regimiento de Sierra Gorda-, Ignacio Villaseñor, Lic. José María Sotelo, acompañados en varias ocasiones por los capitanes Ignacio Allende, o Juan Aldama que venían de San Miguel, y sin duda alguna aparecía de vez en vez la señora Josefa Ortiz de Domínguez y el propio Corregidor Miguel Domínguez, y a veces el cura de Dolores don Miguel Hidalgo y por supuesto los que posteriormente traicionarían a la causa: Eustaquio Bueno, Joaquín Quintana, Manuel Ochoa, Mariano Galván y el doctor Manuel Mariano Iturriaga de Alzaga -justamente quien en artículo de muerte confesó todo al Dr. Rafael Gil de León- cura y juez eclesiástico y el capitán del regimiento de Joaquín Arias-, quien traicionaría la conspiración ante el alcalde Juan Ochoa.

Pero sin duda alguna las tertulias literarias más concurridas fueron realizadas en las Casas Reales, organizadas en un principio por el propio Corregidor y posteriormente por su esposa Da. Josefa Ortiz de Domínguez.

Don Fernando Toussaint del Barrio en su libro \"€œMaría Josefa Ortiz de Domínguez\"€ describe deliciosamente las tertulias que acostumbraba realizar el Corregidor de Querétaro Miguel Domínguez: \"€œDesde que don Miguel Domínguez tomó posesión del cargo de corregidor de Querétaro había organizado tertulias semanarias en la localidad, que tenían por objeto, fundamentalmente, reunir a las personalidades más connotadas de todas las tendencias y establecer un nexo permanente que permitiera, a gobernantes y gobernados, un fácil entendimiento, basado en la justicia y en la razón. Eran tertulias de tipo artístico y social donde, sin prescindir de las prácticas religiosas, se recitaba, se cantaba, se tocaban instrumentos musicales y se comentaban los acontecimientos salientes y de interés general par los concurrentes. Se citaba a las siete de la tarde, para dar tiempo a que se reunieran los invitados y principiar por rezar el rosario a las ocho en punto. Inmediatamente después pasaban a la mesa donde les esperaban humeante y oloroso chocolate de metate, pastelillos espolvoreados con azúcar y canela, buñuelos fritos en manteca y dulces de almendra, o camote, combinados con raspadura de naranja, o jugo de guayaba y piña. De allí se pasaba al salón hasta las 11 de la noche, hora que, con el favor de Dios, todo mundo se retiraba a su casa llevando el grato sabor de una velada provechosa y divertida para todos. María Josefa, en funciones de primera dama de Querétaro, hacía los honores a los invitados, compartiendo con su marido las atenciones y reverencias de todos. El trato constante con personas de sociedad había pulido sus expresiones y eliminado las hoscas reservas de antaño. Aparecía dignamente alegre, cuentista y dicharachera, haciendo las delicias de sus contertulios con su amabilidad y discreción, pero sin prescindir del duro apercibimiento que interponía su personalidad\"€.

Estas tertulias literarias fueron suspendidas por un altercado dado entre el capitán Allende y el español Crisóstomo López y Valdez quién fue abofeteado por el primero. Durante algún tiempo dejaron de celebrarse en la residencia de los Domínguez dichas reuniones, hasta que por insistencia de la señora se reiniciaron, pero ahora en plan privado y secreto, con asistencia exclusivamente de los conspiradores.

La relación de los acontecimientos de 1810 de todos es conocida, aunque cabe indicar que el más entusiasta asistente a estas juntas era el Capitán Ignacio Allende, algunos dicen que por cortejar a una de las hijas del matrimonio Domínguez, otros más atrevidos dicen que surgieron fuertes lazos amorosos con la dueña de la casa y hasta afirman que de su relación nació un hijo. Donde hay pasión desbordada suceden cosas terribles. Pero lo que es indudable es que la idea de la Independencia de México bullía intensamente dentro del capitán, quien ya desde la conspiración de Valladolid luchaba por ella. Muy seguido lo acompañaba el cura de Dolores quien era admirado en el círculo de conspiradores por su intelecto, rebeldía y liderazgo. Por tradición sabemos que una vez descubierta la conspiración, don Miguel Domínguez, consciente del temperamento de su esposa la confinó bajo llave en sus propias habitaciones. Estando encerrada dio tres taconazos en el piso de su recámara, que se suponía que estaba sobre la vivienda del alcaide, a cuya señal, de inmediato, acudió Ignacio Pérez a auxiliarla. Sigue diciendo la tradición, que don Ignacio salió por la puerta de las reales cárceles, se encaminó hacia la puerta principal, entró a la casa, subió hasta la recámara de la Corregidora, y a través de la chapa de la puerta de su recámara la heroína le entregó el aviso en el cual informaba a los conjurados que había sido descubierta la conspiración.

Nuestra historia escrita ha sufrido el embate de la anécdota y la alegoría. Lo narrado sobre la conjura independentista se contradice al revisar los planos de Las Casas Consistoriales y de las Cárceles Reales que fueron levantados por don Manuel Sebastián Garay el 8 de junio de 1771; mismos que se encuentran en el Archivo General de Indias. De ello se desprende que la recámara de los Corregidores estaba sobre el entresuelo, desde donde las presas oían misa, y el gabinete de la habitación sobre la tienda número cinco, locales que fueron construidos en el primer piso del edificio, con vista a la plaza. El gabinete lindaba, pared en medio, hacia el Poniente con la vivienda del sota-alcaide.

Según asevera Lucas Alamán -quien fue el primero en escribir acerca de este pasaje histórico- la recámara de la habitación caía sobre la vivienda del sota-alcaide de la cárcel, -la que, como en casi todas la capitales de provincia, estaba en los bajos de la casa de gobierno- y la señal convenida entre Ignacio Pérez y la Corregidora para comunicarse en cualquier caso imprevisto, eran tres golpes con el pie en el techo del cuarto del sota-alcaide.

De lo cual se deduce que lo afirmado por Alamán es falso -error que los demás historiadores inconscientemente difundieron-, y lo cierto es que la señora Domínguez no dio tres taconazos en el piso y mucho menos en el lugar donde actualmente esta una placa que a la letra dice: \"€œEN ESTE LUGAR LA SRA. CORREGIDORA Da. JOSEFA ORTIZ DE DOMINGUEZ, DIÓ LA SEÑAL CONVENIDA PARA LLAMAR Á D. YGNACIO PEREZ, EN LA NOCHE DEL 13 DE SEPTIEMBRE DE 1810. OCTUBRE 21 DE 1894\"€.

El plano de la planta alta muestra cómo era el edificio en esos días y nos permite entrever que tales golpes los dio doña Josefa en la pared que separaba el gabinete del corregidor de la vivienda del alcaide, y también, seguramente, la placa fue colocada originalmente en la pared, en el lugar donde hay una puerta, abierta varios años después. Al recibir la señal Ignacio Pérez bajó de sus habitaciones, salió por la puerta de las cárceles reales y se encaminó a la puerta principal; ahí la Sra. Domínguez, a través del ojo de la chapa, le ordenó al sota-alcaide que se fuera a San Miguel el Grande a buscar al capitán Allende a informarle que la conspiración había sido descubierta.

Este mensaje se convirtió en el preludio de la Independencia Nacional: \"€œPérez, vaya usted ahora mismo y avísele a Allende y a Hidalgo lo que ha sucedido esta noche en Querétaro\"€. El azorado Ignacio Pérez le contestó: \"€œSeñora, no tengo ni auxilios ni recursos\"€, y la contestación tajante de doña Josefa Ortiz fue la siguiente: \"€œ¡Vaya usted y hágale como pueda!\"€. Así la corregidora se cubrió de gloria y el atribulado Pérez se convirtió en el mensajero del destino.

Todos los que por amor son queretanos de nacimiento o por adopción, están interesados en conocer la historia de este jirón del suelo mexicano. La semblanza de sus héroes, de sus hombres ilustres, de sus artistas los llena de orgullo y de pasión.

En muchos de sus ciudadanos eméritos se encuentra nobleza, caridad, patriotismo, valor, arte o ciencia. Pero hay un hombre que sin ser queretano de nacimiento, defendió con nobleza, caridad, valor y elocuencia a esta entidad, el muy ilustre doctor don FÉLIX OSORES Y SOTOMAYOR.

Nació en Tulancingo, Hidalgo, en 1760 y falleció en la ciudad de México el 29 de marzo de 1851. Hizo sus estudios en el Colegio más afamado, en su época, el de San Ildefonso, alcanzando los grados de Licenciado en Derecho y Doctor en Teología.

Este insigne hombre pronunció incontables discursos y sermones, y escribió varios opúsculos y folletos, pero alcanzó renombre y trascendió en la historia al publicar un folleto titulado \"€œDE LA CAPACIDAD DE QUERÉTARO PARA SER ESTADO FEDERAL\"€.

Fue cura del mineral del Doctor en el municipio de Cadereyta y de la Parroquia de Santa Ana en esta ciudad. Su carrera política empezó en 1814, año en que fue electo Diputado por Querétaro a las Cortes de Cádiz. En 1822 una vez consumada la independencia de México, la nueva autoridad convocó el primer Congreso Constituyente Mexicano, por sus conocimientos jurídicos y elocuencia se le volvió a elegir como diputado.

En ese congreso el Estado de Querétaro nació a la vida institucional, después de haber vencido la oposición de enemigos tan poderosos como la diputación por la provincia de México que deseaba anexarse este territorio. Y fue debido a una de las intervenciones del sabio historiador, bibliógrafo y diputado, doctor Félix Osores como se logró que Querétaro fuere declarado Estado Libre y Soberano de la Federación Mexicana.

Sus elocuentes palabras pronunciadas el día 21 de Diciembre de 1823 ante el primer Congreso Constituyente revelan su elocuencia: \"€œTomando yo la voz de Querétaro a nombre de todas aquellas provincias, debo protestar y protesto\"€... y con el corazón en el puño levantó la voz con energía para hacer constar que esta tierra merecía ser constituida como estado: \"€œ...protesto también al congreso que no voy a fastidiarlo queriendo desvanecer falsos y siniestros conceptos contra Querétaro, lamentándome sí grandemente, de que no siendo aquella provincia tan poca cosa que no ocupe un lugar visible en nuestras cartas geográficas, no se consulten éstas ni a los cronologistas peculiares, ni aún se lean los artículos que hablan de Querétaro en las obras de Góngora, Villaseñor, Murillo, Moreira, Ponce, la Enciclopedia, Alcedo, Humboldt, etc., antes de pronunciar incapacidades e insuficiencias, pues no habiendo la instrucción suficiente, ni en la historia, ni en los derechos de Querétaro, pueden muy fácilmente agraviársela y cometerse una gran injusticia. Por lo mismo manifestaré muy en breve lo que no es Querétaro, lo que es, debe y ha podido ser\"€.

¡Con qué gallardía y nobleza subió a la máxima tribuna legislativa, con qué valentía y grandeza enfrentó a la diputación de México, con qué sabiduría y persuasión hizo razonar a los congresistas! En nuestra imaginación surge como un Demóstenes increpando al congreso:\"€œ...La verdadera riqueza de la nación consiste en los más y más brazos que la saben adquirir, ya se deja entender cuál es y cuánta debe ser la de Querétaro en adelante, en que sin estorbos, y con nuevos auxilios en la multitud de habitantes, desentrañará las venas metálicas, labrará sus fértiles campos, aumentará y perfeccionara sus manufacturas, pues que en todo y cada uno de los territorios de aquella provincia, sin salir un paso entero de su capital, puede ser toda ella a un mismo tiempo agricultora, minera, manufacturera y por consecuencia comerciante\"€

Sus palabras fueron proféticas. La pujanza y la riqueza de nuestro estado es innegable. Durante muchos años fue el granero de México, de sus minas brotaron y siguen brotando minerales enriquecedores, sus manufacturas se han desarrollado en forma tal, que este Estado ocupa ya primerísimos lugares en la producción e importación de bienes. Sus fábricas se han multiplicado, generando riqueza y por consecuencia se ha desarrollado no sólo el comercio dentro de sus límites, sino a nivel nacional e internacional.

Altibajos más, altibajos menos, la vida de Querétaro fue transcurriendo según las vicisitudes de la Patria: festejo grande al ser creado Estado Federado de la incipiente Nación Mexicana; gobiernos entraban, otros salían, según la situación federal.

Aunque inspiran fracaso y dolor, el actual auditorio del Instituto de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro y la casa marcada con los números 25 y 27 de la Av. Hidalgo vienen a colación, porque en el primero se reunió el Congreso Nacional para discutir los ruines términos impuestos por los Estados Unidos en la Guerra de invasión de 1846-1848, conocidos como \"€œTratados de Guadalupe Hidalgo\"€, mediante los cuales México perdió a favor de ellos más de la mitad del territorio nacional original; el más rico en recursos naturales como petróleo, minas de oro, ríos, etc., propiciado por la más absurda división de los mexicanos entre dos partidos políticos irreconciliables: el Liberal y el Conservador; lo cual aprovecharon los ambiciosos vecinos del norte para, con estas tierras, redondear sus proyectos de hegemonía continental y convertirse en la nación más poderosa del mundo, a través de su \"€œDestino Manifiesto\"€.

Aún se dibuja en este auditorio la figura austera y digna del diputado don José Ma. Cuevas el 7 de mayo de 1848, que fue llevado por familiares en camilla para expresar su repudio hacia tan nefastos tratados y parece oírse aún retumbar su voz en la bóveda cuando dijo: \"€œSiempre he tenido la convicción más profunda de que los tratados que hoy se discuten y se pretenden firmar no sólo serán gravosos a la República sino que pondrán en un gran riesgo nuestra independencia y nuestra nacionalidad... dentro de algunos años los hijos de nuestros hermanos mexicanos que dejaremos abandonados a su suerte en territorio extranjero, no sólo formarán la clase social más abatida de aquellos territorios y por los cuales nada podremos hacer\"€. Los viajeros que han escrito sobre los que viven al Norte de Texas, Arizona, Nuevo México y la Alta California, dicen \"€œque se distinguen de los otros pueblos del mundo por su orgullo tan exagerado que ven con desprecio a todos los demás pueblos, a excepción de los ingleses de quienes se glorían proceder\"€.

En otra parte de su discurso, y en forma verdaderamente profética, dijo también: \"€œLes haremos esta cesión y no quedarán satisfechos: ¿No ve la cámara la gravedad con que el presidente Jefferson escribía a su hijo en 1820, que antes de un cuarto de siglo las posesiones españolas en este continente serían ocupadas por la raza anglosajona? ¿No sabe la cámara que con la misma gravedad, uno de los hombres más notables de los Estados Unidos, decía hace pocos meses que ningún pueblo debe oponerse a su destino, y que el de los Estados Unidos es el de ocupar todo el Continente Americano? ¿No nota la cámara que este es el lenguaje de todos sus escritores?\"€

A pesar de éstas y de otras advertencias dramáticas se consumó este hecho humillante, también por culpa de los políticos de entonces. Ese destino manifiesto plasmado diabólicamente en los tratados hace más de siglo y medio, con las consecuencias evidentes que no vale la pena analizar, se firmaron en la hermosísima mesa barroca que ornaba la sacristía del templo de la Congregación, templo que con tanto amor y con tanta generosidad y fe don Juan Caballero y Osio ofrendó a la Virgen de Guadalupe y al pueblo queretano. Dichos tratados con los Estados Unidos fueron, son y seguirán siendo un baldón y una muestra de la prepotencia de los pueblos fuertes contra los pueblos débiles.

Hay una anécdota poco conocida que quizá por vergüenza no la mencionan los historiadores, y fue que una vez firmados dichos tratados, los que en ellos intervinieron, se encaminaron a asistir a la parroquia de Santiago a darle gracias a Dios porque había finalizado la guerra tan nefasta y de consecuencias tan terribles para México. Al inquirir sobre este asunto tan oscuro al historiador don Antonio Servín Lozada: \"€œ¿Es posible maestro, que después de la friega que nos pusieron, todavía hayamos ido a darle gracias a Dios?\"€, respondió: \"€œPues así fue y tenían toda la razón para hacerlo, porque esos mexicanos auténticos que intervinieron en los tratados, fueron eminentes diplomáticos y grandes patriotas. Debe saberse que las pretensiones de los yanquis ya rebasaban el límite natural del río Bravo y querían también Chihuahua, Coahuila, parte de Tamaulipas, Sonora y la Baja California, y fue su patriotismo, su entereza y su diplomacia lo que nos salvó de perder también esa importante parte del territorio que afortunadamente todavía es nuestro\"€.

Vistas las cosas así, sí fue conveniente darle las gracias a Dios con el Te Deum que se cantó porque el desastre de esa guerra no había llegado a más. Si ellos no lo hubieran defendido, el México actual sería lo que forman hoy los Estados de Aguascalientes, parte de Durango y Zacatecas, el centro del país, Oaxaca y nada más, porque Chiapas y Yucatán, en esa época, se habían separado de México.

La venta de estos bastísimos territorios, se tasó en la ridícula cantidad de $15\"€™000,000.00 de dólares en fáciles abonos, no sin antes restarle gastos de guerra, indemnizaciones tanto a deudos como al gobierno yanqui, repatriación, traslado de pertrechos, etc., de lo que quedaron $250,000.00 dólares para pagos en facilidades, mismos que Santa Anna guardó en su bolsa.

El 15 de septiembre de 1854, durante uno de los gobiernos del general Antonio López de Santa Anna, \"€œSu Alteza Serenísima\"€, cuyas barbaridades contaron con el aplauso de la gente de su tiempo a la que tenía \"€œembrujada\"€, tuvo la feliz idea de convocar a los literatos y músicos de aquellos años para que escribieran la letra del Himno Nacional Mexicano, certamen en el que salió triunfante el ilustre potosino Francisco González Bocanegra y en su música don Jaime Nunó, originario del pueblo de San Juan de las Abadesas en España.

Oficialmente debía estrenarse en toda la nación el 16 de septiembre, pero por instrucciones del gobernador, el general Pánfilo Barasorda, se hizo en nuestra ciudad la víspera, resonando el himno en el Teatro Iturbide. El licenciado Francisco Bueno señalaba este hecho y decía: \"€œEs una de la poquísimas ocasiones en que Querétaro ha usado su calidad de Estado Libre y Soberano\"€.

También en este histórico teatro se llevó acabo el Consejo de Guerra de Maximiliano, Miramón y Mejía, principales protagonistas de la tragedia de la ambición, como la llama André Castelot, en su documentad y extenso libro editado en 1977 en París, en donde relata el proceso que comenzó el 13 de junio de 1867, veintinueve días después del triunfo republicano del Sitio Queretano, hecho militar también muy controvertido y sin posibilidad de aclaración.

La realidad, según otros historiadores, es que los ejecutados en el Cerro de la Campanas fueron juzgados con las propias leyes que ellos expidieron; que quizá Maximiliano era tan liberal como el presidente Juárez; que Miramón y Méndez fueron magníficos militares; que el indio Otomí, el general Tomás Mejía ha pasado a la historia \"€œcomo el paradigma de la lealtad\"€, pero la única realidad con todos los beneficios que pudieran adjudicárseles quienes propusieron traer de Europa a un descendiente de Isabel la Católica y Carlos V, es que para ese tiempo México era un país independiente y por lo tanto moral, política y patrióticamente la monarquía era imposible. Pudo haber otros caminos mejores para resolver esta situación si los partidos que se disputaban el poder, como fueron Liberales y Conservadores, hubieran encontrado a tiempo un denominador común que entonces, ahora y mañana, no puede ser otro que un amor verdadero hacia México, a su integridad territorial, a su identidad cultural y a los grandes valores y virtudes que tiene este pueblo nuestro, que a pesar de tantos avatares, aún subsiste y tiene que triunfar para él la justicia, la libertad y el decoro.

Porfirio Díaz asumió la Presidencia de la República en 1876 con un corto intervalo sin él -1880-84, en que ocupó la Presidencia su compadre el general González -, y nuevamente de 1884-1910 en que se desata el primer movimiento social conocido como la Revolución Mexicana en el siglo XX.

Esta lucha que costó en aquellos tiempos según algunos historiadores un millón y medio de muertos, duró prácticamente de 1910 hasta 1917 en que la facción constitucionalista, comandada por don Venustiano Carranza, dio fin a esta lucha con la reforma a la Constitución de 1857.

A pesar de la ubicación geográfica de Querétaro, el movimiento revolucionario no tuvo -por lo menos en el municipio del mismo nombre- acciones de guerra relevantes como fue en otros lugares, sobre todo en el Norte del país donde se libraron batallas cruentas y decisivas contra el Ejército Federal, que en los últimos meses de la dictadura del general Díaz sucumbió en la toma de Ciudad Juárez, y fue el colapso del régimen en el poder por la renuncia en mayo de 1911 del general Díaz que se exilió inmediatamente a Francia en donde terminó sus días en julio de 1915.

Vale aquí hacer alusión a una paradoja del destino: el Gral. Díaz, defensor de las ideas liberales y la gran estrategia militar -como lo demostró en la histórica batalla del 2 de abril contra los imperialistas-, al paso de los años \"€œse afrancesó\"€ de tal manera, que en su época en lo arquitectónico, en lo cultural y en lo social, afrancesó igualmente a México y en general propició la influencia europea en el país. De manera que cuando don Porfirio se exilió a Francia no sólo se le brindaron atenciones de un ciudadano distinguido, sino más bien de un gran estadista y de un grupo político al que llamaron \"€œel Héroe de la Paz\"€, porque -cosa insólita- mantuvo a México por más de tres décadas en el orden, tanto que algunos historiadores han llamado \"€œla paz porfiriana\"€.

Como prácticamente sucede en todas las revoluciones, una vez que faltó la figura protagónica de Madero surgieron las divisiones entre los que le seguían: por un lado a Emiliano Zapata con su lema \"€œTierra y Libertad\"€, por los campesinos; los Vázquez Gómez y la Casa del Obrero Mundial con los trabajadores; Doroteo Arango, \"€œPancho Villa\"€, con sus ideales muy personales a favor de los pobres; Carranza con el Constitucionalismo, y así cada quién jalaba por su lado, quedando en medio el pueblo azorado y estremecido al contemplar una nueva lucha que ensangrentó a la nación por varios años.

Durante este período, en Querétaro hubo algunos personajes como el Dr. José Siurob -después general,- Daniel Mendoza, Federico Montes, -también después general- y un reconocido intelectual y político como el Lic. José María Truchuelo, así como los diputados constituyentes Juan N. Frías y Francisco Perrusquía.

Sin embargo, figuras nacionales de la talla de Francisco J. Mújica, Heriberto Jara, Félix F. Palavicini, Cravioto, tuvieron gran trascendencia en el Constituyente de Querétaro entre 1916 y 1917, en que se reformó la Constitución General de la República; misma que considera en su articulado -por primera vez en la historia universal, según algunos historiadores-, la cuestión educativa en el artículo 3º, la agraria en el artículo 27° y la obrera en el 123°.

La ciudad fue un lugar de paso de todos los contendientes principales y sería en la cercana ciudad de Celaya donde ocurrió la derrota de los villistas a mano de los carrancistas comandados por Obregón, -en donde éste perdió el brazo-; poniendo punto final a esta lucha, después de que en la Convención de Aguascalientes en 1914 no hubo acuerdo para unirse todos los grupos en pugna y consolidar, definitivamente, a través de las leyes, de la concertación, del convencimiento, el camino del cambio que se operó en la sociedad hace tantos años.

Cabe destacar ahora un hecho artístico: en 1915, cuando estuvo por algún tiempo posesionado de esta plaza el \"€œCentauro del Norte\"€, Pancho Villa, traía entre sus huestes una banda de música y entre sus integrantes venía un músico, originario de Huajuapan de León, Oaxaca: José López Alavés. Cuentan los cronistas de aquellos tiempos que inspirado en la belleza de Querétaro y añorando el paisaje de su lejana Huajuapan, en la bella Alameda de esta ciudad, le dio los últimos toques a una de las melodías mexicanas más sentidas: \"€œCanción Mixteca\"€. Y que por ello, el Ayuntamiento de Querétaro colocó en el lugar donde informaron sus descendientes que compuso esta pieza, un grupo escultórico en bronce en donde aparece el músico vestido de militar, sentado en un tronco de árbol y tañendo una guitarra; y a cuyo lado está una bella joven mixteca que le sirve de inspiración para una frase que así comienza: \"€œ¡Qué lejos estoy del suelo donde he nacido...\"€

HISTORIA DEL MUNICIPIO DE QUERÉTARO

El primer ayuntamiento data de 1535, luego de la conquista de estas tierras, y duraría más de cien años, tal y como fue concebido: mixto; pues lo mismo tenía regidores peninsulares que criollos, mestizos e indígenas.

A partir de 1655 con el nombramiento de ciudad, sus integrantes fueron solamente españoles peninsulares. El Alcalde Mayor era en realidad la autoridad N°1, sine qua non.

En el México independiente, en 1825, al promulgarse la primera Constitución estatal se creó la figura de Prefecto Político pero seguía arrastrando costumbres coloniales; por ello, es tan importante destacar que al aparecer México en el mapa de los países tuvo la imperiosa necesidad de constituirse como Libre y Soberano.

Así pues, esa misma Constitución entraña un parteaguas jurídico, ideológico y político. Está en el punto de referencia que marca la distancia hacia el ayer y el horizonte de lo que serían las instituciones políticas del México independiente; será encauzada hacia el Federalismo.

En el título II, Secc. 2ª señala que en lo sucesivo el Estado se dividirá en seis distritos: Amealco, Cadereita (sic), San Juan del Río, San Pedro Tolimán y Querétaro.

Tanto en la 1ª como la 2ª constituciones, 1825 y 1833 respectivamente, el Estado mantuvo la división administrativa colonial, llamada ahora política. El municipio de Querétaro realmente no tendrá cambios, pues tanto la 3ª de 1869, como la 4ª de 1879 mantienen los seis distritos divididos en municipalidades; éstos son los ya asentados, pero en la 5ª de 1917 la terminología cambia, ahora son municipalidades:

Título Primero, Capítulo I, Artículo 2°: el Estado será dividido en seis municipalidades: Amealco, Cadereyta, Jalpan, Querétaro, San Juan del Río y Tolimán.

En el siglo XX, la municipalidad de Querétaro se dividió en tres municipio: Querétaro, El Marqués y Corregidora.

La integración social obtenida como fruto de la Revolución Mexicana de 1910, devolvió a México sus Ayuntamientos libres y este es mérito propio de D. Venustiano Carranza, pues de él partieron todas las realizaciones sociales al encarnar la voluntad y la decisión de la Patria frente a su generación y a las generaciones futuras.

Importante fue la organización política de la República, fijando como base el antiguo Ayuntamiento y creando el Municipio Libre. La idea de esta reforma es simple y la Comisión Revisora del Constituyente del \"€™17 vio con simpatía el nuevo Artículo 115 propuesto, pero lo amplió lo bastante para asegurar la vida municipal: así como la República está integrada por Estados, el Estado lo será por municipios. La incipiente Ley de 25 de diciembre de 1915 crea el Municipio Libre, terminando las Prefecturas y las Jefaturas Políticas y se vuelve al Ayuntamiento. Acaba con el poder casi omnímodo del Prefecto, que aun cuando pasaran gobernadores, éste permanecía en el poder, haciendo y deshaciendo a su albedrío.

Carranza proponía: \"€œArt. 115.- Los Estados adoptarán para su régimen interior la forma de gobierno republicano, representativo, popular, teniendo como base de su división territorial y de su organización política el Municipio libre.

Cada Municipio será administrado por un ayuntamiento de elección popular directa.\"€

La Comisión agregó al proyecto:
\"€œLos Municipios administrarán libremente su hacienda, la cual se formará de las contribuciones que señalen las Legislaturas de los Estados, y que en todo caso serán las suficientes para atender las necesidades municipales.

Los Municipios deberán ser investidos de personalidad jurídica para todos los efectos legales.\"€

El Gobernador, General Federico Montes, cumplimentando la Ley del Municipio Libre lanzó la convocatoria el 15 de junio de 1916 para elegir al primer Ayuntamiento Libre en cada una de las cabeceras municipales, señalando el primer domingo de septiembre para los comicios y el primero de octubre para la inauguración de labores.

Dos partidos políticos concurrieron: el Gran Partido Liberal Queretano, de añeja tradición, postuló la candidatura del Sr. Lic. José Guerra Alvarado, formando su planilla viejos luchadores de la revolución.

El Partido Reforma presentó la candidatura del S. Alfonso M. Camacho, acompañado de una buena representación de su planilla de Regidores, y hemos de resaltar en que en ella hacía sus primeras apariciones políticas el Lic. José M. Truchuelo, quien más de lante destacaría en el ámbito estatal y nacional.

Ganó el Sr. Camacho y afortunadamente el Ayuntamiento electo comprendía una representación social muy completa. Los comerciantes lo estaban por el Sr. Ernesto Requena y en pequeño por el Sr. J. Guadalupe Franco. Los agricultores por el Sr. Pedro Septién y el Sr. Daniel Basurto. Los periodistas por D. Carlos Lenglé, director de \"€œLa Opinión\"€, que era el periódico de aquella época. Los obreros por el electricista D. Anastasio Trejo y por el operario de la fábrica \"€œEl Hércules\"€ Sr. Alberto Escobedo.

Un cuerpo de Regidores que llenaba la representación completa de las actividades sociales en el Municipio de Querétaro y que realizó brillante labor.

El primer Presidente Municipal fue el Sr. Alfonso Camacho. Inició su gestión el 1 de octubre de 1917

Hoy día, el municipio de Querétaro ha sido dividido en siete Delegaciones:

Toponimia

, Querétaro

Según la lengua ñhäñhú utilizaban dos vocablos para referirse a este sitio: \"€œMaxei\"€ y \"€œ \"€˜Ndamaxei\"€, cuyos significados son \"€œJuego de pelota\"€ y \"€œEl mayor juego de pelota\"€ respectivamente, por los \"€œullis\"€ habidos, tanto naturales como hechos por ellos mismos, como nos relatan las viejas crónicas señalando que donde ahora está la capilla del Espíritu Santo había uno, acaso el más grande de este rumbo.

Por lo que toca a los naturales, baste mirar con detenimiento la comarca, desde La Cañada hasta El Pueblito para advertir que conforman un \"€œulli\"€. De igual forma se ha dicho que los Purépechas llamaron a estas tierras Créttaro?, con significado de \"€œlugar de peñas\"€ por las que se miran en los cerros aledaños a La Cañada, cuestión no muy aceptable.

Fray Isidro Félix Espinosa dice que en una escritura del primer Virrey de México (Códice Mendocino) le llamó al pueblo Tlaschco o Tlaxco, corrupción del mexicano o náhuatl que viene de tlachco, que significa también \"€œel gran juego de pelota\"€. Sin embargo, estudios lingüísticos recientes indican que el nombre de este sitio era k\"€™eri irétarho:
k\"€™eri: grande; ireta: pueblo; rho: locativo

k\"€™eri irétarho: \"€œlugar del gran pueblo\"€, o \"€œlugar del pueblo grande\"€ mismo que al paso del tiempo derivó en el vocablo actual.

Otro tanto indica D. Eduardo Ruiz, en su libro \"€œPaisajes, tradiciones y leyendas de Michoacán\"€, pág. 233 Dice: \"€œesta voz más bien debe ser Querirétaro = pueblo grande\"€.

Esto es comprobable por lógica, toda vez que la voz Queréndaro, que proviene de k\"€™eréndarho, keréndaro, existe aún en Michoacán sin haberse corrompido.

La conclusión es que considerando lo densamente poblado que estaba este lugar, -algunos investigadores consideran que habitaban más o menos 15 000 pobladores, al ser tierra intermedia: frontera entre los imperios Azteca y Purépecha, y tierra Chichimeca. Además de centro ceremonial, algo similar a la ONU-, se le llamaba \"€œLugar del pueblo grande\"€.

Tributarios de Jilotepec, según indica la Matrícula de Tributos, lámina 10, los aztecas nos figuraron con un \"€œglifo\"€, que es la representación del nombre del sitio a que se hace referencia, mismo que desde entonces marca el sino de estas tierras que habrían de estar cargadas de leyenda.

Personajes Ilustres

, Querétaro

Querétaro ha sido tierra pródiga en valores, no sólo dedicados a nuestra ciudad, sino al bien común, independientemente de hasta dónde haya de alcanzar éste; algunos de nacimiento, otros por adopción, pero a fin de cuentas queretanos, cuya obra permanece todavía entre nosotros.

Arquitectos e Ingenieros

Ignacio Mariano de las Casas. (1706-1784). Constructor de varios edificios queretanos muy notables, como el Real Beaterio y Colegio de Santa Rosa de Viterbo.

Federico Ernesto Mariscal y Piña. (1881-1971). Fue el primer \"€œDoctor en Bellas Artes\"€ que tuvo México, asistió a numerosos congresos internacionales, realizó su obra arquitectónica, académica y de investigación en la ciudad de México y entre sus obras está el Teatro Esperanza Iris y la terminación del Palacio de Bellas Artes.

Ing. Fernando Espinosa Gutiérrez. (1919-1966). Fue de uno los fundadores del grupo ICA; participó en las grandes obras proyectadas y construidas por dicha compañía a nivel nacional e internacional; entre otras, se le deben varios edificios de la Ciudad Universitaria de la UNAM, presas, carreteras y aeropuertos. El puente de la Autopista Guadalajara-Zapotlanejo, el Aeropuerto de Querétaro y la Facultad de Ingeniería de la U.A.Q. llevan su nombre; inventó un \"€œacelerógrafo\"€ y fue maestro de muchas generaciones de ingenieros.

Artistas plásticos

Escultores

Pedro de Rojas López. (1699-1773). Escultor de obras religiosas, a él se deben varios de los retablos barrocos queretanos: La Cruz, San Antonio, San Agustín de Querétaro, de Salamanca y de Celaya, Cadereyta, Santa Clara y Santa Rosa.

José Mariano Perrusquía y Rubio. (1761-1832). Su escultura religiosa se encuentra en San Juan del Río, Querétaro, San Luis Potosí, San Miguel Allende, Guadalajara, San Juan de los Lagos y Ciudad Guzmán.

Mariano Arce. Igualmente, su escultura religiosa se encuentra en Querétaro, San Miguel Allende, Guadalajara y San Luis Potosí y destaca principalmente por la anatomía de formas tan precisa.

Mariano Montenegro. (1773-?). Con los dos anteriores, son citados como \"€œlos tres Marianos\"€, destacados escultores religiosos del siglo XVIII y principios del XIX, aunque de este último, no se tienen mayores datos sobre esculturas existentes con su firma.

Diego Almaraz y Guillén. (1831-1911). Se le atribuyen varias esculturas religiosas y algunas para monumentos civiles, como una estatua del Marqués.

Braulio Rodríguez Granada. (1876-1962). Discípulo del anterior, también hizo escultura religiosa y alguna civil; su obra está en Querétaro, Tequisquiapan, Amealco, El Pueblito, así como en Guadalajara, Ciudad de México, Cholula, Puebla; Zacatecas, Martínez de la Torre, Veracruz; y Coahuila.


Pintores

Diego Sanabria. (s. XVIII). Existen varios cuadros de él en el Museo Regional.

Tomás Noriega. (s. XVIII). Hay un cuadro firmado por Pedro, varios sólo Noriega.

Germán Patiño Díaz (1879-1963). Director de la antigua Academia de Dibujo y Pintura de San Fernando, después Escuela de Bellas Artes, posteriormente Instituto y hoy Facultad de Bellas Artes de la U.A.Q. Maestro de pintura, gran fotógrafo y ciudadano ejemplar. Dedicó lo mejor de su vida y de su esfuerzo a preservar con amor y fidelidad el tesoro artístico que le fue encomendado y que coleccionó. Un ejemplo de su obra fue el rescate del templo mayor del viejo Convento Franciscano y fundador, en ese sitio, del Museo Regional de Querétaro el 6 de noviembre de 1936; antecesor del actual Museo Regional de Querétaro.

Agustín Rivera Ugalde. (1923-1989). Pintor, escultor, ebanista y maestro de varias generaciones de artistas; fue director del Instituto de Bellas Artes de la U.A.Q.

Adolfo X. Blanco Venegas: profesor de educación Secundaria, se ha destacado como acuarelista, a más de practicar la fotografía.

Benefactores

Bachiller Pbro. Juan Caballero y Osio. (1644-1707). A su generosidad se debe lo más notable de la arquitectura queretana del siglo XVIII.

Juan Antonio de Urrutia y Arana, Marqués de la Villa del Villar del Águila. (1670-1743). Constructor del monumental Acueducto queretano, siglo XVIII.

Josefa Vergara y Hernández. (1717-1809). Dama que dejó toda su fortuna para ayudar a la niñez y juventud queretanas.

Fausto Merino. (---- - 1784) Donó inter vivos para obras pías: atención de pobres vergonzantes, atención a los presos, así como las necesidades extraordinarias del público de esta ciudad, todo su caudal; mismo que consistía en su casa habitación y siete haciendas. Quedó en estado de pobreza total, al grado que vivía de la caridad de su legado.

Cango. Florencio Rosas Arce. (1843-1917) Incansable obrero de la educación religiosa, fundó entre otras instituciones: el Liceo Católico, el Seminario Conciliar, la Escuela de Artes y Oficios de Señor San José, el Colegio de Niñas de Nuestra Señora de Guadalupe, la Escuela de Música Sagrada; inició como ensayo la Escuela Agrícola, la Unión Cristiana; trabajó en le proyecto de la Catedral de Querétaro -que no se construyó- y la Casa de Jesús para niñas que cumple con sus funciones hasta la fecha.

Carmen Septién Soto. (1911 - ) Benefactora queretana de las personas de la tercera edad, creó \"€œel Centro de Protección de Ancianos, A.C.\"€ entre otras obras.


Cronistas

Fray Isidro Félix de Espinosa. (1677-1755). Cronista Franciscano, autor de la Crónica de los Colegios de Propaganda Fide de la Nueva España, así como de la Crónica de la Provincia Franciscana de los Apóstoles San Pedro y San Pablo de Michoacán, obras importantes para conocer a Querétaro en sus inicios virreinales.

Padre Francisco Antonio Navarrete. (1684-1749). Jesuita, rector de los Colegios de San Ignacio y San Francisco Xavier, dejó su cargo para escribir la crónica de la construcción y fiestas de Querétaro por la inauguración del Acueducto, bajo el título de \"€œRelación peregrina de la agua corriente, que para beber y vivir goza la muy noble, leal, y florida ciudad de Santiago de Querétaro\"€\"€Š escrita en 1739.

José Xavier Argomaniz. (?) Escribió el primer diario de Querétaro, narrando los sucesos extraordinarios conforme iban ocurriendo en esta ciudad.

Prof., Lic. y Maestro José Guadalupe Ramírez Alvarez. (1920-1986). Profesor normalista, Licenciado en Derecho, Director de la Escuela de Derecho y Rector de la U.A.Q, periodista y fundador de periódicos, revistas y otros medios escritos, locutor y productor de programas históricos, autor de numerosas obras acerca de Querétaro; murió siendo el primer Cronista de Querétaro nombrado por el gobernador del Estado, y lo fue por cuatro veces.

Prof. Eduardo Loarca Castillo. (1922-2004). Profesor normalista, maestro de música y compositor, director del Conservatorio Queretano y del Museo Regional; autor de varias obras históricas acerca de Querétaro.


Maestros

Andrés Balvanera Martínez. (1837-1917). Fundó la Escuela Normal de Maestros, hoy Escuela Normal del Estado, en 1885.

Pbro., Lic. y Maestro Nicolás Campa y Centeno. (1828-1890). Sacerdote del Oratorio de San Felipe Neri, Secretario de Gobierno, Director del Colegio Civil del Estado de 1869 a 1875, cura de San José Iturbide de 1880 a 1890, cuya parroquia construyó.


Médicos

Pedro Escobedo y Alcántara. (1798-1844). Médico y cirujano, fue el fundador de la Escuela de Medicina y Cirugía en 1836, primero en el ex-convento de betlemitas y después en el antiguo palacio de la Inquisición; editó la Farmacopea Mexicana, escrita por el también queretano Dr. Leopoldo Río de la Loza; miembro de numerosas academias nacionales e internacionales; Diputado y Senador de la República; uno de los municipios queretanos lleva su nombre.

Dr. Leopoldo Río de la Loza Guillén. (1807-1873) Médico, químico, boticario, autor de la Farmacopea Mexicana (publicada en 1840). Un año más tarde realizó su célebre análisis de aguas potables de la Cd. de México. Teniente Médico durante la invasión norteamericana. A él se debe la primera fábrica de ácidos que existió en el país. Maestro de química en las escuelas de Medicina, de Minería, de Agricultura y de Preparatoria, miembro del Consejo Superior de Salubridad, director de la Escuela de Medicina de 1867 a 1872.

José Ma. Vértiz Delgado. (1812-1876) Médico de gran fama por su capacidad y destreza en la extirpación de cataratas. Muchas de sus técnicas operatorias se siguen en la actualidad. Su labor altruista fue reconocida al poner su nombre a una calle en el D.F.

Dr. Gustavo Camacho Montiel. (1899-19--). Se afirma que el Dr. Ponciano Herrera y Fuentes fue el iniciador de la cirugía en Querétaro, pero el Dr. Camacho fue maestro de cirujanos queretanos; junto con el Dr. José Luis Delgado. Fundó en 1937 el primer sanatorio queretano, y también fue director del Hospital Civil.

Dr. Ignacio Mena Rosales. (1900-1980). Médico cirujano humanista que impartió gratuitamente sus servicios médicos a la gente pobre. Además, siendo amante de la cultura, donó su casa para fundar en ella la Casa de la Cultura del Centro Histórico.

Dr. Felipe Núñez Lara. (1913 - ). Médico humanista, recibió la medalla al Mérito Cívico al escribir el libro \"€œVivencias de un Médico de Provincia\"€
Monseñor Jorge Martínez Martínez (1929 - ). Sacerdote católico al que le conceden la medalla \"€œJosefa Vergara y Hernández\"€ por ser ejemplo de tolerancia, de bien y de entendimiento.

Músicos

Pbro. José Guadalupe Velázquez Pedraza. (1856-1920). Sus estudios musicales los realizó en Ratisbona, Alemania. Fundador de la Escuela de Música Sacra de Querétaro y reformador del Canto Sacro nacional y latinoamericano en 1891. El Conservatorio lleva su nombre. Artista polifacético, pues además de ser un músico de gran talento, era poeta, dibujante y pintor. Sus obras musicales son reconocidas mundialmente

Agustín González Medina. (1864-1927). Estudió música en Europa -Ratisbona-, junto con José Guadalupe Velázquez Pedraza. Fue cofundador de la Escuela de Música Sacra y del Orfeón de Querétaro e, igualmente, inspirado compositor, director de coro y del Conservatorio.

Cango. Cirilo Conejo Roldán (1884-1960) Alumno destacado del Mtro. Agustín González, a quien le tocó rehacer la escuela de música sacra en 1942. Sus obras, de gran inspiración, muestras su capacidad musical y poética.

Fernando Loyola y Fernández de Jáuregui. (1873-1951) Independientemente de haber sido una gran pianista y compositor, luchó por la enseñanza de la juventud en este tipo de arte con ahínco, por lo que con justicia es considerado \"€œApóstol de la enseñanza de la Música\"€.


Poetas, Literatos, Periodistas

Valentín Frías Frías. (1862-1929). Historiador y escritor costumbrista, quien dio pie para la historiografía queretana.

Carlos Septién García. (1915-1953). Periodista, director del Periódico \"€œEl Universal\"€, fundador de la Escuela de Periodismo que lleva su nombre; el gobierno español fundó una beca que lleva también su nombre.

Lic. Juan María Wenceslao Sánchez de la Barquera y Morales. (1779-1840). Poeta y periodista desde estudiante, escribió en el Diario de México de 1806 a 1810, en El Mentor Mexicano en 1810, pantalla de la sociedad secreta \"€œLos Guadalupes\"€ que apoyaron a los insurgentes, director de La Gaceta de México de 1821 a 1836, promotor de la fiesta cívica del 16 de Septiembre para honrar a los héroes de la Independencia, Presidente del Tribunal Superior de Justicia, Teniente Gobernador y Gobernador del Estado de México, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia de la Nación, Senador de la República.

Luis Frías Hernández. (1874-1916). Periodista en el Semanario \"€œEl Espectador\"€, autor teatral y secretario de \"€œEl Mundo Ilustrado\"€, promotor del Ateneo Mexicano, Literario y Artístico, y de la Unión de Autores Mexicanos.

Hilarión Frías y Soto. (1831-1905). Médico que tuvo como tutor a don Lucas Alamán, con cuyos hijos vivió; fue cofundador del Liceo Hidalgo; escritor costumbrista. A él se debe la obra \"€œLos mexicanos pintados por sí mismos\"€; director del Instituto Científico y Literario del Estado de Hidalgo; diputado federal varias veces. A pesar de ser defensor y amigo de Juárez no estuvo de acuerdo con su reelección de 1871.

José María Rivera y Olvera. (1822-1887). Periodista. Desde muy joven dirigió varios periódicos queretanos del siglo XIX; regidor y diputado tres veces consecutivas.

Juan B. Delgado. (1868-1929). Poeta, diplomático, académico de la Lengua, Arcade Romano, diputado federal y catedrático en la Escuela Nacional Preparatoria.

Luciano Frías y Soto. (1834-1899). Dramaturgo, poeta, periodista; estrenó el actual Himno Nacional en el Teatro Iturbide el 15 de Septiembre de 1854; liberal, seguidor de Juárez, fue cercano a los gobernadores de Querétaro Arteaga y Cervantes. Junto con Hilarión, su hermano, fundó en 1867 \"€œLa Sombra de Arteaga\"€ el más antiguo Periódico Oficial estatal que aún sigue publicándose en Querétaro.

José Dolores Frías Rodríguez. (1891-1936). Poeta y periodista, corresponsal de guerra en Europa, recibió la Cruz de la Legión de Honor del gobierno francés.

Hombres y Mujeres Ilustres

Josefa Ortiz de Domínguez. (1768-1829). Organizó las \"€œtertulias literarias\"€ en preparación de la Guerra de Independencia de México, de las que estaba al tanto su esposo Don Miguel Domínguez, Corregidor de Querétaro.

Ignacio Pérez Álvarez. (1786-1846). Sotalcaide de la cárcel de Querétaro. Llevó de parte de Doña Josefa Ortiz la voz de alarma a los conjurados Allende e Hidalgo, el 13 de septiembre de 1810 a Dolores, Guanajuato.

Emeterio González. (1780-1820). Insurgente queretano, murió desterrado en el penal español de las Islas Filipinas.

Epigmenio González. (1778-1858). Insurgente queretano, hermano del anterior, regresó del destierro y murió en Guadalajara, Jalisco; hoy sus restos reposan en el Panteón de los Queretanos Ilustres.

General José María Arteaga Magallanes. (1827-1865). Militar desde la invasión norteamericana de 1846, fue gobernador de Querétaro de 1857 a 1863, entre combate y combate en contra de los franceses; fue fusilado por los imperialistas en Uruapan.

Sacerdotes, religiosos y obispos

Pbro. Félix Osores Sotomayor (1760-1851). Nacido en Tulancingo, Hidalgo, diputado a las Cortes de Cádiz en 1812 y 1821; como diputado constituyente por Querétaro, de 1822 a 1824, votó para que esta entidad siguiera siendo considerada Estado, en la Constitución federal de 1824, de la naciente república independiente.

Fray Antonio de Monroy e Híjar (1634-1715). Fraile dominico nacido y educado en Querétaro, Definidor General y Maestro General de la Orden de Predicadores, declinó ser Obispo de Michoacán, pero no pudo negarse a ser Arzobispo de Santiago de Compostela, en España, durante 30 años, hasta su muerte.

Fray Antonio Margil de Jesús (1657-1726). Franciscano, misionero en México, Centro y Sudamérica; estuvo varias veces en el Colegio de Propaganda Fide, Convento de la Cruz de Querétaro.

Fray Junípero Serra. (1713-1784). Franciscano, misionero en México, fundador de las Misiones de la Sierra Gorda y, posteriormente, de prácticamente todas las misiones de la Antigua y la Nueva California.

Dr. Leopoldo Ruiz y Flores (1865-1941). Nacido en Amealco, Querétaro, fue Abad de Guadalupe, Obispo de León, Guanajuato, Arzobispo de Linares, N.L., Arzobispo de Morelia y Delegado Apostólico entre 1929 y 1937; le correspondió negociar y concluir el conflicto religioso llamado \"€œGuerra Cristera\"€, en la época del presidente Gral. Plutarco Elías Calles.

Dr. Pedro Vera y Zuria. (1874-1945). Arzobispo de Puebla de los Ángeles.

Fray Pedro de la Concepción y Urtiaga Salazar. (?-1715). Fundó los Colegios de Guatemala, de Nuestra Señora de Guadalupe en Zacatecas y en 1706 fue nombrado Obispo de Puerto Rico.

Dr. José María Covarrubias y Mejía. (1876-1967). Fue Obispo de Oaxaca.


Rotonda de los Queretanos Ilustres

Cronología de hechos históricos

, Querétaro

1446 Apareció en el Código Mendocino, como “Tlaxco”.
1531 El 25 de julio se fundó Querétaro mediante la batalla del cerro del Sangremal.
1537 Se le concedió a Querétaro la categoría de “Pueblo de Indios” y, posteriormente, de “Villa” con asentamiento de españoles (1606).
1655 Se le concedió, en las llamadas “Capitulaciones de Querétaro”, avaladas por cédula real, el título de “Muy Noble y Leal Ciudad de Santiago” y se le proveyó del escudo que todavía usan el Estado, el Municipio y la ciudad.
1671 Es reputada como la “Tercera Ciudad del Reino”, y por su belleza arquitectónica se le conoció como la “Perla del Bajío”.
1680 El 12 de mayo se estrenó y dedicó el Templo de la Congregación de Clérigos de Santa María de Guadalupe (hoy Santuario de Ntra. Sra. de Guadalupe).
1683 Se fundó el antiguo convento de San Buenaventura, primer Colegio de Propaganda Fide en América, formado por 27 religiosos franciscanos venidos de Mallorca, Castilla, Valencia, Burgos y Cataluña.
1770 Se construyeron las “casas reales” y “cárceles” (hoy Palacio de Gobierno) durante el virreinato del Marqués de Croix.
1796 El corregidor José Ignacio Ruiz Calado expidió las ordenanzas para dividir la ciudad en cuarteles menores y se nombraron alcaldes para cada uno de ellos; igualmente obtuvo el permiso para construir la Alameda.
1810 Se inició el movimiento de Independencia Nacional. Doña Josefa Ortíz de Domínguez, Corregidora de Querétaro, mandó avisar al Capitán Allende y al Cura Hidalgo que la conspiración había sido descubierta.
1821 El Ejército Trigarante a las órdenes del Generalísimo Agustín de Iturbide, hizo capitular en el Convento de la Santa Cruz al Brigadier Domingo Luaces; terminando así con la dominación española para la ciudad de Querétaro y para toda la región del Bajío.
1824 Durante la primera República, en la Constitución de 1824, se propuso a esta ciudad como la capital de la nación pero no se llevó a cabo y se constituyó el Estado Libre y Soberano de Querétaro.
1825 Por medio de la Constitución Política Estatal quedó dividido el territorio en 6 distritos.
1845 El 2 de mayo se estrenó el Teatro Iturbide (hoy de la República); lugar considerado como el santuario laico de la Nación.
1848 Se trasladaron los poderes de la Nación a la ciudad de Querétaro, donde se firmaron los tratados de paz de la guerra con los Estados Unidos.
1854 Estreno del Himno Nacional en el Gran Teatro de Iturbide, hoy de la República.
1863-1864 Se erigió la Diócesis de Querétaro, siendo su primer obispo don Bernardo Gárate López Arizmendi (1865-1866).
1864-1867 Sitio de Querétaro; triunfa la República el 15 de mayo de 1867; el 19 de junio del mismo año fueron fusilados Maximiliano, Miramón y Mejía.
1916-1917 Convocado por el Presidente Venustiano Carranza se reunió el Congreso Constituyente para reformar la Constitución Política de 1857: el 5 de Febrero se promulgó la Constitución que aún nos rige.
1943-1949 Dio inicio el desarrollo industrial de Querétaro y se amplió el perímetro de la ciudad.
1973-1979 Se acelera el desarrollo industrial de la entidad, auspiciando un crecimiento regional desequilibrado.
1986 Querétaro fue una de las sedes del Campeonato Mundial de Fútbol organizado por la FIFA y México
1994 Se le concedió a la ciudad el Premio Nacional a la Calidad Turística.
1996 La UNESCO declaró a Santiago de Querétaro como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Medio físico

, Querétaro

Se localiza al Poniente de la entidad, fijándose sus coordenadas extremas entre los 20º 31\"€™ a 20º 56\"€™ de latitud Norte y de los 100º 19\"€™ a 100º 36\"€™ de longitud Oeste. Colinda al Oriente con el Municipio de El Marqués; al Sur con los de Huimilpan y Corregidora; al Poniente con los municipios de Apaseo el Grande y San Miguel Allende, Guanajuato; y al Norte con el municipio de Comonfort, Guanajuato.

Ecosistemas

, Querétaro

Flora

El tipo de vegetación es el siguiente: bosque caducifolio espinoso (41 500 ha), bosque esclerófilo caducifolio (20 875 ha), pastizal mediano abierto (21 575 ha) y matorral crasicaule (17 750 ha); es reconocida por sus nombres comunes: huizache, granjeno, palo bobo, palo sishiote y uña de gato.
Respecto de las cactáceas hay varias especies de biznagas, cola de diablo, garambullo, nopal (opuntias) órgano y yuca queretaroense. Entre las especies mayores hay ahuehuete o sabino en menor grado; álamo y alamillo, araucaria, encino, eucalipto, flamboyán, jacaranda, mezquite, paraíso, pirul, sauz o sauce, trueno y algunas otras pináceas como: alcanfor, casuarina, ciprés y fresno. De los frutales: aguacate, capulín, ciruela, durazno, granada, higo, lima, limón, manzana, membrillo, naranja, zapote.

Como especies de ornato, silvestre o cultivadas, arbusto y flor, hay casi todas las especies de geranio; agapando, alcatraz, arete, azalea, azucena, barba del rey, begonia, flor de nochebuena, bugambilia, clavel, gazonia, girasol, hortensia, lirio, manto, pasionaria, pensamiento, rosa, violeta y tulipán.

Fauna

La fauna presente en el municipio corresponde a las especies comunes y endémicas descritas para el Centro del país: anfibios, aves, peces, reptiles; mamíferos llamados \"€œanimales superiores\"€, así como insectos y las demás especies menores siguen la distribución territorial y climática peculiar de cada una. Enumeramos las siguientes:

Anfibios: ajolote, ranas, salamandra, variedades de sapos y tortugas.
Aves, canoras y de ornato: canario, cardenal, cenzontle, codorniz, colibríes de varias especies, coquita (tortolita o torcacita), dominico, gorrión mexicano, gorrión inglés, mulato, paloma, papamoscas, primavera, verdín, verdugo (chonte cabezón), tordo, zanate cabeza amarilla y zanate prieto.
Aves carroñeras: aguililla, zopilote o aura, tecolote y lechuza, cernícalo o halcón chitero (halconcillo), huilota, quebrantahuesos (caracara o quelele), tapacamino (chotacabra o pujuy).
Aves de agua: chichicuilote, gallareta o polla de agua, garza, grulla, martín pescador y pato.
Mamíferos: murciélago, musaraña, tlacuache o zarigüeya.
Mustélidos: cacomiztle.
Ofidios: agujilla, alicante, bejuquillo, cascabel, cincuate, chirrionera, coralillo, culebra, mazacuata o víbora ratonera, falso coralillo, serpiente de cascabel, nauyaca o cuatro narices.
Peces: bagre, carpa,juil o sardina de agua dulce, mixpal o salmiche, mojarra y tilapia.
Reptiles: camaleón o tapayatzin, y lagartijas de varias especies, querreque o pasa ríos.
Roedores: conejos y liebres, ardillas mapache, tuzas, zorra gris, zorrillo rayado.

Mención aparte merecen todas las clases y especies de insectos, especialmente las mariposas monarca.

Además de las clases señaladas, consideradas como en estado natural o salvaje, hay aquéllas que han sido criadas como animales domésticos o para consumo humano: peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos; sobresaliendo las especies de ganado vacuno, lanar, porcino y equino, de las que se tienen exposiciones y premios nacionales e internacionales por la gran calidad de algunos ejemplares. Así también aves, principalmente gallináceas; perros y gatos domésticos de casi todas las especies y en tiempos más recientes, algunos otros ejemplares altamente productivos, como el avestruz.
El cerro El Cimatario, decretado \"€œParque Nacional\"€ por el Sistema de Áreas Naturales Protegidas, ocupa una superficie de 2\"€™447 870 has. distribuídas en los municipios de Corregidora, Huimilpan y Querétaro. En este parque se han realizado intensos programas de reforestación y repoblamiento con diversas especies, como el venado de cola blanca, águila y conejo, entre otras.

La extensión de las áreas naturales protegidas en el municipio de Querétaro es de 5 365 hectáreas, lo que representa el 7% de la superficie total del municipio. De ese total, 3 506 has. corresponde al área protegida \"€œPeña Colorada\"€; 1 011 al \"€œTángano\"€; 600 al \"€œParque Nacional El Cimatario\"€ y 295 al \"€œParque Ecológico Joya-La Barreta\"€. Además contabiliza para este fin la superficie del Jardín Botánico Municipal, que es de 0.3 hectáreas y 2.7 hectáreas que corresponden al Centro de Gestión Ambiental del Municipio.

Atractivos culturales y turísticos

, Querétaro

Monumentos Históricos

La ciudad en sí misma es un monumento histórico, considerada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Sus más destacados monumentos son:

Monumentos Religiosos

Real Convento de Santa Clara de Jesús, data del año 1606;
Templo y Convento del Carmen, 1614;
Reales Colegios de S. Ignacio de Loyola y S. Francisco Javier, 1625; reconstruido de 1680 a 1755;


Real Beaterio de Santa Rosa de Viterbo, en Ezequiel Montes esq. Arteaga

Templo y Convento de Capuchinas, 1721; (última prisión de Maximiliano)
Templo y Convento de San Antonio, 1692;
Templo y Convento de S. Felipe Neri, 1786 a 1800, hoy Catedral.

Construcciones Civiles

Plaza de Armas, y casas reales, hoy Palacio de Gobierno, 1770;
Casa de la Marquesa, terminada en 1756;
La Casa de Ecala, 1784;
Palacio Municipal, construido entre 1770;
Teatro de la República, terminado en 1852;
Estación del Ferrocarril, 1882;
Estadio Corregidora

Monumentos y Plazas

Monumento y Jardín Corregidora (Centro Histórico);
Capilla de Maximiliano y Monumento a Juárez (Cerro de las Campanas);
Conín (Carretera México-Querétaro);
Monumento a la Corregidora
Panteón de los Queretanos Ilustres;
Plaza de los Fundadores (frente al Templo y Convento de La Cruz);
Monumento y Jardín Guerrero (frente al Palacio Municipal);
Plaza Constitución (reconstruida en 1997);
Plaza Ignacio Mariano de las Casas (frente al Templo y Convento de Santa Rosa).

Esculturas Ecuestres

El Apóstol Santiago (Independencia y Venustiano Carranza);
General Mariano Escobedo (Cerro de las Campanas);
Ignacio Pérez (Av. Universidad y Corregidora).

Poblaciones del Municipio de

Querétaro

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