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Reseña Histórica

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Época Prehispánica

La población de Lázaro Cárdenas se fundó el 20 de noviembre de 1938, erigiéndose en cabecera del municipio del mismo nombre mediante decreto del 27 de septiembre de 1995. En el se incluían las localidades de la ex hacienda de San José de La Laguna, el rancho La Mancera y la propia cabecera. La historia del municipio se remonta al año de 1938, sin embargo, y paradójicamente, las dos primeras localidades refieren un pasado más remoto: la exhacienda La Laguna, la cual nos remite a la época prehispánica y a la penetración de los agricultores españoles entierras tlaxcaltecas durante los siglos XVI y XVII. A su vez, La Mancera recuerda la entrada del pequeño ejército de Hernán Cortés a tierras tlaxcaltecas en agosto de 1519.

Entre los años 800 al 350 a.c., se desarrolló la cultura Texoloc, llegando a contar al final de esta fase con dos pueblos grandes o ciudades, 21 pueblos, 47 villas y 160 aldeas, además de 31 estancias, que se encontraban distribuidas en una extensión aproximada de 2 700 km2. Dentro de los 21 pueblos pertenecientes a la cultura Texoloc se encuentra el sitio arqueológico San José de La Laguna, en terrenos de la exhacienda de La Laguna, dato que permite afirmar que la historia del municipio Lázaro Cárdenas comenzó cuando menos en la fase Texoloc.

San José de La Laguna contó con varias estructuras piramidales bordeando una plaza, además de otras plataformas bajas o cimientos, restos de los basamentos de donde se levantaba la zona residencial de la gente importante o de los grupos dirigentes de la población. El pueblo prehispánico de San José de La Laguna mostró cierto grado de planificación distribuyendo los espacios mediante una traza urbana que seguía la orientación de los ejes cardinales. Además de contar con un sistema de control de las entradas y salidas de la población.

No se dispone aún de información que indique el sitio prehispánico de La Laguna donde se han encontrado esculturas, pero sabemos que en otras poblaciones Texoloc, sobre todo en Tlalencaleca, capital de los pueblos en la primera mitad de ésta fase, se han encontrado piedras grabadas con la imagen de Tláloc y estelas en los que se encuentra la imagen de Xólotl, además de esculturas que representan a Huehuetéotl. La sensibilidad de los artistas Texoloc, confirma la importancia que estaba alcanzando la religión y el papel que desempeñaban los sacerdotes dentro de la organización social.

El pueblo de la exhacienda de La Laguna desarrolló una agricultura de carácter intensivo, mediante un sistema de irrigación que aprovechó las corrientes temporales de los ríos Tepeyahualco y del Puente Colorado, y la permanente de los manantiales de Las Peñitas, El Pozo de Topizac, Los Encinos y Los Ailites. Todo un sistema de redes de canales para regar como para drenar se construyen en las áreas de cultivo, así como diques para desviar y utilizar el agua en terrenos elevados a orilla de los ríos. Es muy probable que en los terrenos bajos y de nivel freático muy elevado, se hayan construido chinampas y camellones donde se practicaron cultivos de humedad.

No se sabe qué sucedió con la ciudad prehispánica de San José de La Laguna. Probablemente entre los años 100 al 650 entró en un periodo de decadencia y ruralización, que la hizo presa fácil de los grupos que conformaron el complejo Acopinalco y posteriormente la cultura Tlaxco, pues no se ha encontrado referencias bibliográficas en las fases Tenanyecac, Texcalac y Tlaxcala.

De las presunciones anteriores, se deduce que la población prehispánica de la hacienda de San José de La Laguna debió haber estado habitada a la llegada de Cortés por grupos otomíes, pues en la segunda Carta de Relación, el conquistador le comenta a Carlos V que partió de lxtacamaztitlán, tributaria de los aztecas, penetrando a territorio de la República de Tlaxcala, el 31 de agosto de 1519, por la cañada que hoy se conoce como \"La Mancera\", a orillas del río Apulco. En la boca de la cañada, entre un cerro y el de Atotonilco, encontraron la muralla que servía de frontera, pero que inexplicablemente estaba desguarnecida. Si en lo que hoy en la hacienda de San José de La Laguna se encontraba el señorío de Tecoac, o bien fue sitio aledaño a los enfrentamientos entre los ejércitos españoles y tlaxcaltecas, requiere investigarse para precisar los acontecimientos. Lo que no cabe duda, es que fue la frontera noreste por donde aparecieron los españoles en territorio tlaxcalteca.

La Colonia.- Se desconoce si en los años inmediatos a la conquista, subsistió algún asentamiento indígena en lo que es la exhacienda de La Laguna o municipio de Lázaro Cárdenas. Pero se puede afirmar que alrededor de la población de Tepeyahualco, estaban surgiendo algunas estancias españolas, que años más tarde terminarían por convertirse en haciendas.

Entre los cerros de Tlalayotepec y Zultepec, en Tlaxcala, junto al carril de las carretas que van de México a Veracruz, indicando que colinda con otra estancia propiedad de Alberto de Casares, \"junto a una laguna que esta en medio de una vega\". Es probable que esta última estancia sea el origen de la hacienda de San José de La Laguna. De este dato se deduce que a mediados del siglo XVI ya existía la hacienda de San José de La Laguna, habiéndose dedicado inicialmente a la producción agrícola y pulquera. Inexplicablemente la hacienda no aparece en el censo de haciendas y ranchos de 1712, que el rey Felipe V, duque de Anjou, ordenó a las autoridades virreynales que realizaran, a efecto de que cada hacienda y rancho le otorgaran un donativo gracioso de 100 y 50 pesos, respectivamente, para financiar la guerra de sucesión de 1701 a 1714.

El hacendado pagaba el real tributo y las obvenciones que causara el gañán, por los servicios religiosos como bautizos, bodas, sepelios, etc. También recibía medio real de plata semanariamente y tres pesos cuatro reales cada mes. Como complemento, la hacienda le entregaba una ración semanaria con valor de medio real, al que llamaban chitomín y su cuartillo de maíz. En las zonas marginales de la hacienda tenían asignado el pehugal para el cultivo de maíz, proporcionándoles las yuntas para la siembra y el barbecho. El tlaquehual ganaba dos reales diarios, lo que en términos mensuales significaba ocho pesos mensuales, pero sin las demás prestaciones.

Las condiciones de ambos trabajadores no eran nada agradables, pues siempre vivían en la miseria. Por ello es inexplicable que el Cabildo indígena ante la invasión napoleónica a España, haya reaccionado dando su apoyo a la Corona Española y que, incluso, haya llegado a condenar el movimiento de Independencia, encabezado por don Miguel Hidalgo y Costilla. Evidentemente los gañanes y tlaquehuales vieron con simpatía las incursiones de Aldama por el territorio Tlaxcalteca, no pocos dejaron las haciendas de La Laguna y de Tepeyahualco, para incorporarse a las guerrillas de Juan Francisco Osorno, quien combatió al nefasto mariscal realista Ciriaco Del Llano.

Siglo XIX

La Independencia.- La Independencia no trajo cambios substanciales en las condiciones de vida de los gañanes y tlaquehuales de las haciendas de La Laguna, Tepeyahualco y San Nicolás, que afines a la vieja tradición colonial, estaban dedicadas a la producción agrícola y pulquera, así como a la crianza de ganado de reses bravas.

Los centralistas y federalistas ocuparían un buen tramo de la historia de México, visitando las haciendas de La Laguna, Tepeyahualco y San Nicolás, en busca de ganado para alimentarse. Durante el régimen centralista, Tlaxcala llegó a integrarse al Departamento de México en calidad de Distrito, quien desde la lejana ciudad de Toluca la dividió políticamente en tres partidos: Tlaxcala, Huamantla y Tlaxco. En el segundo quedó comprendido el territorio que en 1938 formaría el municipio de Lázaro Cárdenas.

En San José de La Laguna fue surgiendo un complejo arquitectónico, con espacios básicos para las funciones indispensables de toda hacienda: el patio de trabajo, en el que se realizaban los movimientos de los animales de tiro, y el de carga y descarga de los productos para su embarque o almacenamiento. También se dispuso de espacios dentro de la hacienda para la noria, el abrevadero, la fuente, la pila etc., destacando entre otras instalaciones la troje, edificio sólido donde se almacenaba el grano. No podía faltar la era, espacio circular generalmente pavimentado. En su eje se ataba el conjunto de caballos que, en un arreo acompasado, iniciaban una carrera separando con sus cascos la semilla de la paja; posteriormente la semilla era aventada para terminar de quitarle las impurezas. Los silos, conjuntos cilíndricos semisubterráneos, servían para la elaboración y conservación del forraje. También contaba con establos para el ganado de engorda y lechero, además de los corrales para el ganado menor. Pero entre todas las instalaciones destacaba \"el tentadero\", cercado en el que se ponían a prueba los novillos para medir su bravura. El tentadero fue ubicado fuera del casco de la hacienda, en un lugar cercano a los potreros donde se creaba el ganado de lidia.

Los habitantes de la región de Terrenate, donde se ubicaba la hacienda de San José de La Laguna, Tepeyahualco, La Ciénaga y otras más, no hicieron mucho caso de las diferencias entre centralistas y federalistas y, por ello, no se inmutaron cuando Don Juan Alvarez lanzó el Plan de Ayutla el 1º de marzo de 1854 en la población guerrerense, iniciándose una revolución que pugnaba por la vuelta al federalismo y el derrocamiento del comediante Antonio López de Santa Anna.

La Reforma.- Desde el inicio de la Guerra de Reforma hasta su conclusión, no se dejó de combatir en Tlaxcala, destacando la figura señera del general don Antonio Carvajal. En esta guerra San José de La Laguna tuvo que lamentar la muerte de uno de sus hijos más queridos, don José María González, quien militaba en las fuerzas liberales del aguerrido Cirilo León. José María González murió combatiendo a los conservadores que comandaban Antonio Razo, José de la Luz Grijalva, Octavio Huerta e Ignacio Cerón. Los revolucionarios en número superior le dieron alcance a los liberales en la población de Cacocalpan, en agosto de 1858, trabándose un combate con resultados adversos para las fuerzas liberales. San José de La Laguna le debe un monumento a José María González destacado liberal, combatiente de la Guerra de Reforma.

La hacienda de San José de La Laguna y otras más, contribuyeron al triunfo de las armas republicanas con abastecimiento para el Ejercito de Oriente, al mando de los generales González Ortega y Porfirio Díaz, ejército al que también se incorporaron los jóvenes laguneros en defensa de su país. Gracias a la tenacidad de estos mexicanos y de otros a lo largo de la República y al liderazgo de Benito Juárez, el imperio se derrumbó con la derrota del ejército imperial en la ciudad de Querétaro, el 15 de mayo de 1867.

Las haciendas de San José La Laguna, San Nicolás y Tepeyahualco, con la infraestructura para comercializar su producción, sobre todo la pulquera, iniciaron una serie de remozamientos y adición de nuevas construcciones a los cascos coloniales, para adaptarlos a la nueva prosperidad que se avecinaba, pero se tuvieron que interrumpir los trabajos por la reelección de don Sebastián Lerdo de Tejada, quien dio pie a la Revolución de Tuxtepec que encabezó Porfirio Díaz en 1876.

El Porfiriato.- La hacienda de San José La Laguna conoció durante este periodo una prosperidad gracias al aprovechamiento del agua de La Laguna, que le permitía contar con mejores condiciones que otras haciendas de Terrenate. La venta de pulque que se embarcaba a la ciudad de México y de toros de lidia, dejaron pingües ganancias a sus propietarios, quienes como parte de la oligarquía local, se opusieron rotundamente a la aplicación de la ley sobre terrenos baldíos que se proponía llevar a la práctica el contratista Jesús Serrano.

Los hacendados de Tlaxcala y en particular los de San José de La Laguna, le enviaron una carta al coronel Próspero Cahuantzi, indicándole que la ejecución de los preceptos de la citada ley venía a perturbar la quietud y pacífica posesión de que disfrutaban, en virtud de que la propiedad en Tlaxcala descansaba en títulos antiquísimos, como la real cédula del 15 de octubre de 1754, por medio de la cual la Corona pasó a revisión y composición los predios y que los propietarios habían presentado las composiciones hechas en 1643 y en 1696 por la cantidad de 20 000 y 4 500 pesos, respectivamente, composiciones que un juez había declarado legítimas en un auto del 16 de enero de 1758. Los hacendados lograron que el contrato fuera cancelado, de esta manera las compañías deslindadoras que se apropiaban de los terrenos nacionales y de los de las comunidades, no entraron a Tlaxcala.

Los gañanes se convirtieron en peones acasillados en las calpanerías de San José de La Laguna, en Tepeyahualco y en San Nicolás. Las condiciones de existencia no eran mejores que en la colonia y en la independencia. La mayoría del peonaje, al igual que en el pasado, había sido reclutado mediante el endeudamiento que jamás podían terminar de pagar, quedando permanentemente atados a la hacienda.

Época Contemporánea.- La región donde está enclavado el municipio de Lázaro Cárdenas desde tiempos de la colonia, fue un espacio que se desarrolló bajo la concentración de normes extensiones de tierra, propiciando la creación de ranchos y haciendas. Con la Revolución Mexicana, los campesinos demandaron el reparto agrario como forma de acceder a la justicia social y una distribución más justas de la riqueza.

Un grupo de peones acasillados nativos de Jaleneque, Valsequillo, Casa Blanca, Cocoxiutla, del estado de Puebla y de La Ciénega, La Palma, La Galera, La Capilla, Tepeyahualco, La Laguna, Rancho de San Nicolás, El Salto, La Síerpe, La Mancera y Tres Ríos de Tlaxcala, que laboraban en las haciendas de: La Galera propiedad del señor Arnulfo Sánchez; Piedras Negras, La Laguna del señor Wiliulfo González y La Troje del señor Daniel Guevara, se empezaron a reunir de manera clandestina en la casa del señor Elías Sánchez en el poblado de \"La Ciénega\", para formar un grupo de solicitantes de dotación agraria, mediante el fraccionamiento de alguna de las haciendas susceptibles de ser afectadas, por rebasar los límites legales de la pequeña propiedad.

Seferino Cano desde que llegó encontró la animadversión de los hacendados y rancheros, quienes forzaron a los campesinos para que sus hijos no asistieran a la escuela, pero el maestro rural comentó con el campesino Elías Sánchez la misión que tenía la escuela rural, no sólo de enseñar a leer y escribir a los hijos de los campesinos, si no introducirlos en el manejo y mejoramiento de las técnicas de producción agrícola, además de capacitar a las familias campesinas en normas de higiene y mejoramiento del hogar que previnieran las enfermedades, etc. Pero lo más importante consistió en el asesoramiento para tramitar la solicitud de dotación de tierras, mediante el fraccionamiento de las haciendas para formar núcleos ejidales.

Elías Sánchez acompañó al profesor Seferino Cano a visitar casa por casa a las familias campesinas, explicando la bondad de la escuela rural, a fin de alcanzar el mejoramiento de las comunidades, mediante la asistencia de sus hijos a la escuela. Poco a poco los niños fueron concurriendo al edificio escolar, normalizándose la situación. El maestro y sus auxiliares se fueron ganando la confianza de los campesinos, quienes empezaron a reunirse en la casa de Elías Sánchez, para plantearse la necesidad de organizarse agrupando a un número mayor de peones acasillados para solicitar la dotación ejidal. Cuando el grupo fue más numeroso, cambiaron el centro de reunión a la población de la capilla de Tepeyahualco; en otras ocasiones en la casa de Benito Rodríguez o bien en la escuela del lugar. A las reuniones asistían los profesores Seferino Cano, Simón Espinoza y Lorenzo Mora.

Los peones acasillados firmaron la solicitud de dotación ejidal el 21 de julio de 1935 dirigida al gobernador del estado, de conformidad con lo establecido en el artículo 3º de la ley del 6 de enero de 1915, elevada a rango constitucional en el artículo 27 y su reglamentación en el Código Agrario del 9 de abril de 1934. Se pedía al gobernador que remitiera la solicitud a la Comisión Agraria Mixta para que ésta, a su vez, iniciara y completara la elaboración del expediente correspondiente; designaban al ciudadano Elías Sánchez para que recibiera las notificaciones sobre esta solicitud a lista de correos y telégrafos de la Villa de Tlaxco, Tlaxcala. También indicaba los nombres de las haciendas y de las propiedades susceptibles de ser fraccionadas.

Ese mismo día, los campesinos en asamblea de solicitantes de dotación agraria, eligieron su Comité Ejecutivo Agrario Provisional, conformado por: Adrián Caballero, como comisariado ejidal; Elías Sánchez, como secretario; José Caballero, como tesorero y Manuel Huerta y Lubin Sánchez como vocales. Seferino Cano ya había cumplido su cometido organizando a los campesinos de La Ciénega–Tepeyahualco, dejó la estafeta en manos del profesor Simón Espinoza, quien se dedicó a asesorar al grupo en la conformación del expediente agrario.

La solicitud apenas era el inicio de la lucha. Hasta ese momento los solicitantes se habían mantenido en la clandestinidad, pero a raíz de que los hacendados conocieron la solicitud, recurrieron a pistoleros profesionales para que eliminaran a los dirigentes. Estos, afortunadamente, no se amedrentaron, pero tuvieron más cuidado cuando se trasladaban a Tlaxcala o Apizaco para continuar los trámites. Adrián Caballero pasó varios meses en las antesalas del Departamento Agrario, esperando pacientemente ser atendido, sin contar con los recursos necesarios para las largas estancias en la ciudad de México. Mientras, Elías Sánchez mantenía unido al grupo de solicitantes, ante el permanente asedio de los hacendados.

Wiliulfo González procedió a fraccionar sus haciendas entre sus familiares para evitar la afectación. Pese a ello, el 28 de septiembre de 1938 se firman la resolución presidencial favoreciendo al grupo de solicitantes de \"La Ciénega–Tepeyahualco\", misma que es publicada en el Diario Oficial de la Federación el 8 de noviembre de 1938. El 27 de noviembre de ese año fue ejecutada la resolución presidencial, dotando al pueblo La Ciénega–Tepeyahualco de 838 hectáreas que fueron entregadas por el Ing. Rubén Sánchez, comisionado del Departamento Agrario. En representación del ejido, las tierras fueron recibidas por Elías Sánchez, en calidad de comisariado ejidal. En una reunión posterior a la recepción de las tierras, los ejidatarios deciden modificar el nombre del núcleo de población, cambiándolo de La Ciénega–Tepeyahualco por el de Lázaro Cárdenas.

Quedaba pendiente por definir el lugar donde se establecería el nuevo centro de población. Los ejidatarios provenientes de La Capilla de Tepeyahualco y de La Palma, proponían el sitio conocido como Loma Larga o Baño Blanco; otros proponían \"El Tecomal\", \"El Coyote\", \"Los Tezontles\", \"Los Lupes\" y \"El Ocotito\". Puestos a votación, la mayoría se decidió por el último lugar.

Los primeros en construir sus modestas casas fueron los ejidatarios: Hilario González, Ruperto Herrera, Gregorio Fernández y Paulino Fernández. Poco a poco los demás fueron levantando sus casas hasta formar el caserío de Lázaro Cárdenas. El trazo de la población estuvo a cargo de los profesores que los habían asesorado en la gestión de tierras y en la elaboración del expediente. El entusiasmo de los ejidatarios se vino abajo cuando, por varios años consecutivos, las fuertes heladas quemaban sus cosechas a punto de levantar. Algunos ejidatarios emigraron, pero la mayoría persistió.

Las dos primeras décadas fueron años difíciles para los ejidatarios de Lázaro Cárdenas, quienes no se desanimaron. En la década de los años sesenta las gestiones para la construcción de un jagüey donde almacenar agua de lluvia, para atender el ganado en el periodo de secas, fueron satisfechas con creces cuando llegó al lugar una brigada de ingenieros de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, para localizar el sitio donde debería construirse una presa. La mayoría pensó que del \"dicho\" al \"hecho\" hay mucho trecho. Sólo el comisariado ejidal Hilario González, atendió a la brigada sufragando a su propio peculio la estancia de los ingenieros. Estos concluyeron los estudios y para 1973 fue inaugurada la presa \"Cárdenas\".

En 1962 Joaquín Cisneros Molina, gobernador de Tlaxcala cumple su promesa de campaña, envía técnicos del gobierno del estado y de la federación, quienes captan el agua del manantial \"La Meyal\", conduciéndola a la población, donde es distribuida mediante una red de tomas domiciliarias. En 1976 el gobierno federal daría un mayor impulso a los ejidatarios construyendo la presa Tenexac que benefició a 39 familias campesinas irrigando, 133 hectáreas. La mayoría de la población está ocupada en las actividades agrícolas, aunque también existen trabajadores laborando como obreros en las fábricas que se ubican en el corredor industrial Xicohténcatl. La producción agrícola se va especializando en cultivos hortícolas de alto rendimiento. Generalmente se cultiva lechuga, betabel, cilantro, calabaza, cebolla, zanahoria, etc. En el periodo de cosecha de lechuga, salen con rumbo a la ciudad de México entre 50 y 60 camionetas diarias, donde se comercializa la producción. La perseverancia de los campesinos de Lázaro Cárdenas y la concepción de los maestros rurales, hicieron posible que surgiera y se desarrollara esta población, hasta convertirse en municipio en 1995.

Toponimia

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Personajes Ilustres

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Cronología de hechos históricos

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1995
20 de noviembre , fundación de la población de Lázaro Cárdenas.

Medio físico

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Ubicado en el Altiplano central mexicano a 2,520 metros sobre el nivel del mar, el municipio de Lázaro Cárdenas se sitúa en un eje de coordenadas geográficas entre los 19 grados 32 minutos latitud norte y 97 grados 59 minutos longitud oeste.

Localizado al norte del estado, el municipio de Lázaro Cárdenas colinda al norte con los municipios de Tlaxco y Emiliano Zapata, al sur y al oriente se establecen linderos con el municipio de Terrenate, asimismo al poniente colinda con los municipios de Tlaxco y Tetla de La Solidaridad.

Ecosistemas

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Flora

Por su ubicación geográfica y clima, corresponde al municipio una vegetación compuesta principalmente por bosque de junípero, el cual en la mayoría de los casos se encuentra fuertemente perturbado o bien ha sido desplazado por la agricultura. La especie dominante es el sabino (Juniperus deppena) y cuando la densidad del arbolado es baja, se asocian otras especies de árboles, arbustos y hierbas como por ejemplo: el pirul (Schinus molle), el tepozán (Buddleia cordata), la uña de gato (Mimosa biuncifera), el chicalote blanco (Argemone platyceras), la lengua de vaca (Reseda luteola), el maguey pulquero (Agave salmiana), varias especies de nopales (Opuntia spp.), la gobernadora (Brickelia veronicifolia), el abrojo (Adolphia infesta) y el capulín (Prunus serotina), así como el zacate lobero (Lycurus pleoides). Es muy común encontrar este bosque, asociado a elementos propios del matorral xerófito y bosque de encino.

Fauna

No obstante el crecimiento y expansión acelerada de la mancha urbana, en el territorio del municipio, todavía es común encontrar algún sitio de fauna silvestre como por ejemplo: ardilla, (Spermophilus mexicanus) conejo (Silvilagus floridanus), liebre (Lepus californicus), tlacuache (Didelphis marsupialis); aves como el búho (Bubo virginanus), gavilán (Falco sparverius) y zopilote (Coragyps atratus).

Atractivos culturales y turísticos

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San José de La Laguna.- La época de construcción de la hacienda data de los siglos XIX y XX. Contó con los siguientes espacios: troje, machero, tinacal, establo, capilla, calpanerías y casa del hacendado, el tipo de producción a la que estaba dedicada era agrícola y pulquera. Los materiales que se emplearon para la construcción de apoyos como muros corridos fueron: piedra, ladrillo y adobe. En apoyos aislados, como columnas y pilastras, se utilizó piedra; en los cerramientos como dintel, arco o platabanda, piedra y ladrillo, y en las cubiertas planas la madera y teja, así como madera y ladrillo. El sistema constructivo empleado en muros y columnas fue la mampostería; en cerramientos la plataforma y arco; en cubiertas planas la viga de madera y ladrillo terrado. La fachada principal es de aplanado blanco y la forma de la cubierta es plana.

parroquia de nuestra señora de ocotlán

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